Breitbart: mucho más que un altavoz del nacional-populismo

La red de noticias fundada por Andrew Breitbart no tiene reparos en publicar noticias falsas si ayuda a divulgar su ideología de ultra derecha en Estados Unidos y Europa

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«El Partido te ordenó negar la evidencia de tus ojos y oídos. Fue su mandamiento final y más esencial» escribía George Orwell en 1984. Su turbadora obra, la más oscura y elocuente parábola escrita sobre los totalitarismos, encabeza las listas de libros más vendidos en Estados Unidos (y en España) desde que Donald Trump entró al despacho oval el 20 de enero.

 A su lado se sienta Steven K. Bannon, el estratega que le llevó a la presidencia tras haber convertido a Breitbart.com en un instrumento esencial de su victoria. El portal se prepara ahora para apadrinar al nacional-populismo europeo con nuevas ediciones en Francia y Alemania.

En breve, los dos países que en su día constituyeron la viga maestra de la Unión Europea iniciarán –junto con Holanda y previsiblemente Italia— ciclos electorales que acercarán o darán el poder a sus respectivos partidos neo-populistas. No es de extrañar que los paladines europeos, de lo que Trump llama «un movimiento mundial imparable», se reunieran en Coblenza hace una semana para afirmar que su momento ha llegado.

Geert Wilders, del Partido de la Libertad neerlandés; Marine Le Pen, del Frente Nacional (FN) francés; Frauke Petry, de Alternativa para Alemania (AfD), y Matteo Salvini, de la Liga Norte (LN) italiana, practican un discurso identitario similar: desean blindar sus fronteras y tienen nulo apego a la UE.

La ‘primavera patriótica’ que prometen para Europa no surge solo del desengaño por la globalización, el descrédito de la política, el miedo al terrorismo y el rechazo a los inmigrantes. Lo que aglutina todos esos factores y los convierte en una marea es la transformación del engaño en realidad aceptada.

El surgimiento de la posverdad

En virtud de una perversa transubstanciación, la falsedad –o cualquier ficción plausible que apele a los prejuicios y anhelos de quienes no se sienten escuchados— se convierte en verdad sacramental. Internet ha posibilitado la proliferación de webs y redes sociales que hoy son templos virtuales de un nuevo culto: el de la ‘posverdad’, predicado con ‘hechos alternativos’, término con que la asesora presidencial Kellyane Conway llama verdad a las mentiras.

Breitbart News es el Vaticano de esa iglesia que irradia por el mundo el mensaje de una derecha liberada de las cadenas de la moderación, de las reglas del periodismo y del respeto a la verdad. El portal enlaza con la tradición panfletaria del siglo XIX, pero se elabora sobre modelos psicográficos de audiencia desarrollados por Cambridge Analytica, la firma de ‘big data’ que Bannon se trajo cuando se hizo cargo de la campaña de Trump.

El multimillonario Robert Mercer es el principal accionista de la empresa. Y también es el financiador de la expansión de Breitbart News, con una inyección de diez millones de dólares en 2011.

Los nuevos radicales que acompañan a Trump

Hasta hace poco director ejecutivo del fondo Rennaissance Technologies, Mercer ha sido uno de los cinco mayores donantes a la campaña republicana. El Comité de Acción Política ‘Make America Number 1’, encabezado por su hija Rebekah Mercer, dio en junio de 2016 su apoyo a Trump. A partir de ese momento empezaron a encajar las piezas. Bannon se convirtió en jefe de campaña, Kellyanne Conway en portavoz del candidato y Cambridge Analytica en su consultora estratégica. Hoy el ecosistema Mercer-Bannon-Breitbart ejerce una inmensa influencia en la Casa Blanca.

Steve Bannon (62 años) es un radical, un iconoclasta y un ultranacionalista confeso. Sin embargo, a diferencia de otros popes a quienes su propio fanatismo ciega y acaba por destruir, es reflexivo, estratégico y sumamente inteligente. Así lo que comprendió Andrew Breitbart, el ‘enfant terrible’ del periodismo de combate republicano cuando le fichó después de ver el documental «Plantando cara al mal» sobre Ronald Reagan. «Es el Leni Riefensthal (*) del Tea Party», dijo sobre Bannon en 2004.

Las voces de la derecha intolerante

Fundó el portal que lleva su nombre en 2007 como agregador de noticias e incorporó a Bannon al consejo editorial. En 2012, la repentina muerte de Andrew Breitbart le impulsó a la presidencia ejecutiva. Desde entonces, ha aplicado al portal el estilo actual de tabloide que mejor refleja su carácter pendenciero: sensacionalismo, opinión y participación de los lectores.

La misión de Breitbart es ser «la plataforma de la ‘alt right’ en Estados Unidos y en todo el mundo» según el propio Bannon. El primer paso de esa expansión se dio en 2013 al inaugurar la versión británica del portal. Para asegurar el populismo, fichó a Raheem Kassam, un político frustrado del ala más derechista del Partido Conservador. Y para atraer a los tories urbanos y cosmopolitas, atrajo al oxfordiano James Delingpole, columnista de ‘The Times’ y ‘The Spectator’, furioso negacionista del cambio climático pero dotado de una magnífica pluma.

La suerte de Breitbart UK corrió paralela a la del UKIP y el Brexit. Nigel Farage comenzó a escribir regularmente en la publicación; Kassam dejó posteriormente su puesto para colaborar en la campaña del ‘leave’ y llegó a postularse breve e infructuosamente como sucesor de Farage para liderar el UKIP. Acabó regresando finalmente a Breitbart.co.uk desde donde continúa siendo azote de musulmanes (pese a serlo él mismo, aunque se declara ateo) e inmigrantes.  

Los detalles de la entrada de Breitbart News en Francia y Alemania no se conocen con precisión. Se sabe que Alex Marlow, actual director ejecutivo del portal, ha rastreado ambos mercados en busca de periodistas conservadores, con conexiones y tirón entre las audiencias populistas. Se sabe también que cada portal combinará contenidos traducidos de las webs americana y británica con otros de elaboración propia, además de artículos de opinión, firmas y aportaciones de los lectores.

La influencia de Breitbart en las elecciones europeas

Lo que no se sabe es el impacto y la influencia real que tendrá la fórmula anglosajona en apoyar al FN y a AfD en las elecciones de primavera y otoño, respectivamente. Marion Maréchal Le Pen, sobrina de Marine y estrella ascendente ‘frontiste’ según el propio Bannon, ha afirmado que estará encantada de «trabajar con Breitbart» porque «ha demostrado su utilidad» en EE.UU. Extraoficialmente, varios miembros del AfD germano han tuiteado que están igualmente felices.

De momento, la única utilidad mostrada por Breitbart en Europa ha sido su capacidad de agitar el sentimiento anti-musulmán. Una noticia falsa –unos ‘hechos alternativos’, en la neolengua de Kellyanne Conway— sobre un supuesto incendio provocado en Nochevieja en una iglesia de Dortmund por un grupo de norteafricanos con banderas del ISIS se hizo viral en cuestión de horas en Alemania. Las autoridades germanas tuvieron que desmentir urgente y enérgicamente la ‘noticia’ (en realidad, un fuego de artificio había causado accidentalmente un pequeño fuego, rápidamente extinguido) para evitar males mayores.

¿El buen periodismo frenará a Breitbart?

Analistas políticos y mediáticos creen que el desembarco de Breitbart News en Alemania se enfrentará a dos serios obstáculos. El primero, estructural: las estrictas leyes contra la difamación y los delitos de odio fruto de su aversión por su pasado nazi. El segundo, cultural: la tradición de un periodismo que practica un inusual grado de decoro.

Marlow, desde su redacción central en Washington, espera que Breitbart consiga en Francia y Alemania el mismo efecto que el portal principal: «llegar a ese lector ignorado hasta ahora por los medios al que hemos llegado en Estados Unidos y el Reino Unido».

Personajes como Bannon y Trump, el avance del nacional-populismo o el delirante concepto de ‘hecho alternativo’ evocan los más sombríos pasajes de 1984. Pero a la oscuridad de George Orwell tiene su contrapunto de esperanza en su ‘alter ego’ Eric Arthur Blair, soldado, intelectual y hombre de honor. Suyas son las siguientes palabras: «En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario». Que así sea. 

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