Alcoa, primera parada en la crisis para un Feijóo todavía en funciones

Feijóo no podrá esperar a su investidura para mediar en la crisis, aunque Alcoa flexibilizó el plazo de los despidos previstos a partir del 24 de julio

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El reloj de la política marca las horas mucho más despacio que el de las decisiones empresariales. Tanto es así que Alberto Núñez Feijóo, ejerciendo en funciones tras la victoria del domingo, tendrá que batirse ante la crisis industrial al mismo tiempo que gestiona los casi seguros rebrotes del Covid-19. Y la parada obligada está en A Mariña, precisamente.

Alcoa fue sensible en pleno confinamiento voluntario en varios municipios de A Mariña y abrió la mano a prolongar el período de consultas oficial antes de la presentación del ERE extintivo para más de medio millar de trabajadores de Aluminio Español. La compañía lo hizo sobre la bocina de la campaña electoral, la semana pasada, al trasladar a la Xunta que estaba abierta a ampliar el periodo de consultas, que oficialmente debería terminar el próximo 24 de julio, para «dotar al proceso de las máximas garantías».

El reloj sigue descontando las horas, aunque a otro ritmo, pero nada parece indicar que Galicia pueda contar con una nueva Xunta formalmente constituida para gestionar la crisis abierta por la multinacional norteamericana. El Parlamento gallego se constituirá el próximo 7 de agosto, acortando los tiempos frente a otros procesos, pero será insuficiente.

Los tiempos para la investidura

Y es que la toma de posesión del nuevo presidente tendrá que realizarse en un plazo máximo de 30 días desde la constitución del Parlamento, según recoge el reglamento, aunque es previsible que no se agote el tiempo que habría hasta el 7 de septiembre. En 2016, cuando se celebraron elecciones el 25 de septiembre, la constitución del hemiciclo se hizo el 21 de octubre y Feijóo tomó posesión el 10 de noviembre.

Por mucho que se acorte el calendario, la investidura de Feijóo puede llegar a la vuelta de agosto. Habrá discurso, debate, réplicas y votación. Por tanto, si desde Galicia no se quiere perder la fábrica de aluminio de San Cibrao, Núñez Feijóo deberá asumir que, estando en funciones, deberá coger el toro por los cuernos. Y hacerlo ya. En cuestión de días.

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