¿Quiere que el oficinista de su banco le dé clases particulares a su hijo?

El debate sobre cómo afrontar los escasos conocimientos financieros de la población gravita entre quienes apuestan por educar desde la niñez en el mundo de las finanzas y los que reclaman una mejor formación económica básica

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En una escena de la película Lo que queda del día (The remains of the day, 1993) un aristócrata británico seducido por la Alemania nazi le hace la siguiente pregunta al mayordomo de la mansión: «¿Considera que la situación de deuda con respecto a América es un factor significativo en el bajo nivel del comercio o cree, por el contrario, que se trata de una pista falsa y que el abandono del patrón oro es la verdadera raíz del problema?». Al igual que la mayoría ante una cuestión de ese tipo, el mayordomo del filme, protagonizado por Anthony Hopkins, se queda en ese momento mudo.

El bajo nivel en conocimientos y habilidades financieras, reflejado por un estudio del Banco Mundial que sitúa la tasa de alfabetización en este campo en España en el 49% de la población, plantea un debate. ¿Cómo se debe solventar esta brecha, enseñando finanzas desde la escuela o extendiendo una fomración básica en economía?

La pregunta es pertinente porque la crisis ha reflejado carencias precisamente en los estados donde buena parte del sector financiero acabó estallando en pedazos (otros países del sur de Europa también salen malparados en este estudio); los mismos que siguen teniendo más problemas para financiar su deuda. Y porque, como refleja el caso de las preferentes en España, algunas de las innovaciones de este sector se han convertido en un calvario para los clientes que (consciente o inconscientemente) las adoptaron.  

Finanzas para todos

La misma OCDE entró en este debate hace algunos años, cuando en 2008 creó la International Network on Financial Education (INFE), una iniciativa destinada a impulsar programas específicos de formación en finanzas desde las edades más tempranas y en todos los rincones del mundo. Otras instituciones, en este caso españolas, como la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores) y el Banco de España siguieron su camino creando el portal finanzasparatodos.es, pensado para «mejorar la gestión diaria» de la economía personal de sus usuarios.

Factor crítico

Expertos como Emilio Ontiveros y David Cano abonan la teoría de que, entre los muchos factores que explican la gran recesión de los últimos años, se encuentra la escasa preparación de la población para enfrentarse a cuestiones como el ahorro o la inversión en productos bancarios más o menos extendidos. Un análisis que no sólo incumbe al ciudadano medio.

«En no pocos casos muchos inversores han revelado un insuficiente dominio de aspectos básicos de las finanzas», apunta Ontiveros en el prólogo del libro El ahorrador inteligente (Espasa, 2014) escrito por ambos autores. En el que también destaca la «divergencia» que ha existido en la época reciente entre el desarrollo de las finanzas, primero, como disciplina académica y, después, como actividad profesional.

Existe sin embargo un enfoque diferente respecto a esta cuestión. Un planteamiento que niega que la causa de los problemas que han hecho tambalear instituciones y países resida en la pobreza de conocimientos financieros entre el común de los mortales.

¿Sesgo ideológico?

El filósofo y pedagogo José Antonio Marina desconfía del interés por parte de organismos oficiales y entidades bancarias –el propio BBVA lanzó hace poco la iniciativa Valores de futuro, pensada para escuelas de Primaria y Secundaria—de extender una mayor formación en este campo. Y lo atribuye a un intento por descargar responsabilidades del «complejo político-financiero» que creció en las décadas previas al inicio de la crisis.  

Para este docente, «lo que necesitamos es que nuestros estudiantes tengan una formación económica básica, y no una mera educación financiera», según explicaba en un artículo de marzo de este año. ¿El motivo? La segunda implica necesariamente un sesgo ideológico que, según Marina, es reflejo del enorme peso que el mundo financiero ha adquirido en la economía global en los últimos años.

Otros autores como Juan Hernández Vigueras, experto en la desregulación de los mercados, apoyan esta tesis. «Todo se intenta financiarizar«, apunta Vigueras, para quien hay «un objetivo político» detrás de estas iniciativas. El motivo último sería, según este experto, ampliar cada vez más el negocio en torno a cuestiones como los seguros o las pensiones privadas. 

«No comprendo lo que ha pasado»

Lo que sí parece innegable es la complejidad que el entramado financiero mundial ha alcanzado en los últimos años. Lo cual ha acabado afectando a la relación de cualquier ciudadano con este sector, también en su día a día, a través de productos y noticias que no son fáciles de descifrar, incluso para los que en teoría más saben de ello. Tal y como cita Marina en su artículo, sólo hay que recordar las palabras que pronunció Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal estadounidense y economista de prestigio mundial, ante el comité que investigó el estallido de la burbuja financiera. «Todavía no comprendo bien lo que ha pasado».

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