Penélope Cruz y Javier Bardem enfadan al lobby judío de Hollywood

Los actores españoles intentan sacarse de encima la acusación de antisemitas lanzada por una de las figuras más respetadas en la meca del cine, Jon Voight

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Penélope Cruz y Javier Bardem han conseguido protagonismo en Hollywood estas vacaciones. Su firma, junto a la de otras personalidades españolas del mundo de la cultura como Pedro Almodóvar o Rosa María Sardá, de un manifiesto en el que condenaban los bombardeos de Gaza ha enervado al todpoderoso colectivo judío de la meca del cine. El primero en lanzar una piedra contra la pareja de actores españoles ha sido uno de los iconos más respetados en el sector, Jon Voight.

En una carta abierta que hizo pública este domingo, el padre de Angelina Jolie no se anda con medias tintas: “Estoy más que enfadado, me rompe el corazón que personas como Cruz y Bardem inciten el antisemitismo en todo el planeta sin darse cuenta del daño que han causado”. ¿Son verdaderamente antisemitas los actores? Ambos ya han salido al paso para intentar sacarse de encima una etiqueta que les cierra muchas puertas en la industria.

Productores más activos

La última película en la que Cruz ha sido confirmada está producida por la compañía de Sacha Baron Cohen, Four by Two Films. El actor de Borat o El dictador es hijo de una israelita, a pesar de que nació en Reino Unido. Casi el mismo caso que el director de Skyfall, Sam Mendes, el film con el que Bardem se consagró en las pantallas de cine de todo el planeta como antagonista de James Bond.

El lobby judío estadounidense adquiere más relevancia al hacer repaso de las principales productoras del país. Como la financiación de la sociedad enmarcada en el imperio de Schwartz Communications, Chockstone Pictures, quien financió gran parte de la última película con presencia de ambos actores en Hollywood, El consejero de Ridley Scott.

Piratas del Caribe. En mareas misteriosas, se pudo ejecutar gracias a la inversión de Jerry Bruckheimer, quien dirige una de las compañías más activas en el sector, que lleva su nombre. Participa en la última oleada de producciones de Walt Disney Pictures. El fundador de la factoría de sueños infantiles también fue acusado de antisemita a principios de año por la actriz Meryl Streep, quien añadió los calificativos de “misógino y racista” a su envite.

Estrategia para lavar su imagen

El impacto de esta afirmación también dañó a la imagen pública de la compañía, quien invitó (mediante su cuenta de twitter) a la oscarizada intérprete a recorrer su museo Wall Disney para conseguir toda la información sobre la vida y el legado de su fundador. La estrategia de los Bardem Cruz ha sido distinta. Cabe tener en cuenta que ninguno de los dos tiene tanta relevancia en Estados Unidos y, ni mucho menos, disponen de un museo para defenderse. También han cosechado críticas por la forma en que la pareja ha dado un paso atrás.

Los medios de ese país especializados en la industria del entretenimiento han cargado contra la opción de Penélope: alegar que no es una experta en un conflicto tan complejo y que la declaración conjunta sólo tenía como objetivo “la paz tanto en Israel como en Gaza”. El mea culpa del actor diverge un poco. En su caso, no ha alegado desinformación sobre el conflicto, ha señalado que tanto él como su esposa respetan y sienten las pérdidas de la gente de Israel; “detestamos el antisemitismo igual que detestamos las horribles y dolorosas consecuencias de la guerra”.

Con todo, estas declaraciones no han sido públicas. Oficialmente, ambos intérpretes guardan silencio. Voight es un peso pesado y su inmensa popularidad y poder en la meca del cine les supera con creces. Cruz y Bardem disponen de todo el verano para dejar pasar la tempestad y esperar que su activismo en España no perjudique a los proyectos pendientes en el otro lado del charco.

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