Las filiales se distancian de NCG

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Ahora que la venta de NCG es un hecho, con un plan que, en principio, desbarata cualquier atisbo para mantener la supuesta galleguidad de la entidad (el requisito de concurrencia es obligado para el FROB), comienza el baile de posicionamientos en todo lo que es el universo de la entidad presidida por José María Castellano.

Hablamos del proceso de desinversiones de participadas, que está teniendo un fuerte impulso este año. Pero también hablamos de las sociedades conjuntas de NCG (con otros grupos, se entiende) que todavía se mantienen en su órbita (y no está previsto vender en breve) que comienzan a ver afectado su riesgo reputacional por mantener esas alianzas con Novagalicia Banco.

Lo que antes era un activo que sumaba (llevar su marca aparejada a la de NCG), comienza ahora a ser un lastre. Preferentes, fuga de depósitos, intervención, ayudas públicas… Suena muy mal todo eso para algunos. Ya hay planes para separar churras de merinas. ¿A qué participadas afecta, al margen del banco? ¿A los vinos? ¿A las inmobiliarias? ¿A los seguros? ¿A las eólicas? Continuará.

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