Finsa tiene el enemigo muy cerca

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La compra por parte de la multinacional austríaca Kronospan de una filial de la lucense Tablicia coloca al principal grupo europeo de fabricación de tablero a las puertas del feudo de Financiera Maderera (Finsa), la compañía compostelana. El magnate Peter Kaindl, propietario de Kronospan, asistió personalmente a la puja que se celebró en el Juzgado de lo Mercantil de Lugo por los activos de Interpanel en Villabrázaro (Zamora), que es filial de la compañía que en su día impulsó Ernesto Jarabo Esteban. Solo ese detalle da idea del interés por este mercado del grupo, que es tradicionalmente uno de los más directos competidores de Finsa. Kronospan pagará 20 millones por Interpanel, y los trabajadores de Tablicia hacen piña para que se haga también con la factoría lucense.

Kronospan cuenta con una capacidad instalada en sus plantas repartidas por la Unión Europea de unos 6.840 millones de metros cúbicos, mientras que la de Finsa se sitúa en los 3.500 millones si incorporamos la capacidad de producción de Utisa, una filial, de 1.403 millones de metros cúbicos, según datos de la Federación Europea del Tablero (EPF). Para hacernos una idea de lo que es Kronospan, basta señalar que otro de sus competidores, la portuguesa Sonae Industria, cuenta con otros 3.410 millones de metros cúbicos, prácticamente la mitad que los austríacos.

Unas 34 plantas de fabricación de paneles y tableros de madera, con representación en 27 países, y unos 11.000 empleados, con un 70% de las ventas totales de productos generados en los mercados emergentes, dan idea de lo que es Kronospan. Sin duda, la operación habrá hecho meditar a los gestores de Finsa, una de las principales empresas gallegas.

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