Empresarios acusan al PP de presionar a favor de Alvariño en la guerra de la patronal

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No fueron pocos los empresarios de Pontevedra que el pasado jueves, durante la celebración de las votaciones para elegir nuevo presidente y comité directivo de la CEP, mantuvieron un contacto telefónico por medio de mensajes de whatsapp. Muchos de esos empresarios usaron los minimensajes de ida y vuelta para una conexión just in time silenciosa. Incluído el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, quien en la lejanía de Santiago había sacado la calculadora para saber quién o quiénes de los candidatos en liza había ganado la contienda entre los patrones pontevedreses. El PP apoyaba en la sombra una lista concreta. ¿Pero cuál?

Este medio tiene que reservarse el modo formal en el que el presidente de la Xunta de Galicia se expresaba con sus interlocutores, esto es, si lo hacía en concreto incorporando emitoconos, o incluso si simplemente usaba el gallego o el castellano.

Pero lo cierto es que muchos de los mismos que habían recibido mensajes de whatsapp de las altas esferas, no sólo del presidente de la Xunta, se quejaban luego amargamente, en privado y de palabra, de que diferentes y señalados dirigentes del PP de la provincia de Pontevedra y a nivel gallego habían estado cosechando telefónicamente votos o presionando a los empresarios para inclinar sus papeletas en alguna concreta dirección, en la dirección de la fragancia en la que el PP y sus huestes se encontraban más cómodos.

La elegida era la candidatura alternativa a la presidencia vigente presentada por el empresario Jorge Cebreiros, apoyado en la sombra por el actual patrón de patrones, José Manuel Fernández Alvariño. Este respiró aliviado, también con calculadora en la mano, cuando el presidente de la Xunta lo llamó de viva voz para saber qué pasaba en Vigo y otros detalles (porque el resultado ya lo conocía por whatsapp).

Los mismos empresarios, y otros distintos que apoyaron en las votaciones a Cebreiros, ganaron por un margen mínimo de tres votos frente a la candidatura continuista de Luis Novoa, fiel escudero de Fernández Alvariño mientras este fue presidente en la patronal pontevedresa entre 2003 y 2013, hasta que hizo las maletas para irse al ansiado sillón de la Rúa do Vilar.

Tres votos que valen para mantener indirectamente el poder en la CEG y que demuestra que el presidente de la patronal aún tiene muchos fieles en Pontevedra, y que con el apoyo político del partido del Gobierno el viento sopla a favor para algunos negocios.

Alvariño y Novoa se distanciaron por deslealtades mutuas y aquel vio tambalearse su sillón en Santiago si Pontevedra le daba la espalda. Y ahora con el triunfo indirecto en el bolsillo, puede que Alvariño no haga ascos a que en Pontevedra le den un tirón de orejas interno a Novoa, por mucho que, de cara al público, la mayoría opte mejor por considerar que hay que enterrar las discrepancias del pasado.

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