El escándalo Strauss-Kahn revitaliza la prensa francesa

Los medios de comunicación franceses disparan sus ventas e índices de audiencia debido a un caso que se está presentando como 'un culebrón'

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A falta de conocer quienes se beneficiarán políticamente del escándalo por la detención en Estados Unidos del ex director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, acusado de intento de violación sobre una empleada de un hotel neoyorkino, la primera ganadora por este asunto es, sin duda, la prensa francesa.

Desde que estalló el escándalo el pasado domingo, los informativos tradicionales baten récords de audiencias, así como los canales de información continua, la venta de diarios se ha disparado, las webs de información política y de la prensa tradicional reciben más visitas que nunca y los canales de televisión no dudan en levantar las parrillas para ofrecer debates y programas especiales que son devorados por millones de telespectadores.

Con una prensa tradicional que, al igual que en el resto del mundo, sufre de graves problemas financieros debido a la crisis, el escándalo DSK (como se conoce en Francia al ex director del FMI) se ha convertido en un gran filón. El pasado lunes (los diarios, salvo alguna excepción, no salen a la venta el domingo), el tradicional periódico de izquierdas Libération aumentó sus ventas un 93% con respecto a una jornada habitual.

El prestigioso Le Monde vendió un 40% más y el conservador Le Figaro un 27%. Las ventas de otros diarios como Le Parisien, Les Echos y France Soir crecieron “sólo” un 15%. Esas cifras se han mantenido durante toda la semana, en la que las portadas estaban copadas por este asunto.

Altas cuotas de pantalla

Algunas noches a las 20 horas, momento en el comienzan los telediarios de mayor audiencia de las dos principales cadenas del país (la privada TF1 y la pública France 2), unos 28 millones de franceses (cerca del 70% de cuota de pantalla) se pegaron a sus televisores para seguir las últimas noticias de quien todos los sondeos daban como principal favorito a las elecciones presidenciales de 2012.

Algunos informativos han alcanzado cuotas de pantalla del 40%, unas cifras que no se veían en los últimos años debido a la fragmentación del panorama televisivo por la multiplicación de canales debido a la televisión digital. BFM TV, el primero de los cuatro canales de información continua que existen en Francia (similares al Canal 24 horas de TVE, el 3/24 de TV3 o la CNN estadounidense) logró el lunes pasado, con la emisión en directo de la primera comparecencia de DSK ante el juez, el 8% de cuota de pantalla, algo calificado como “proeza” por la prensa especializada.

En la época de internet, las webs de la prensa tradicional y las especializadas en información política han visto como doblaban el número de visitantes diarios.

Un culebrón

Los sociólogos entrevistados estos días en la prensa coinciden en que el escándalo tiene todos los ingredientes de un culebrón para atraer al espectador: sexo, poder, dinero, política, justicia y medios de comunicación. La caída de uno de los hombres más poderosos del planeta, rico y de piel blanca frente a una mujer débil, pobre, trabajadora, africana y de raza negra.

Otra de las consecuencias que deja el escándalo es la guerra entre la prensa francesa y la anglosajona (británica y estadounidense). La primera, en su mayor parte, ha criticado el “circo mediático” en el que ha convertido la justicia estadounidense este asunto (por otra parte, nada diferente a los casos más mediáticos en ese país) y ha denostado las imágenes de un presunto delincuente como Strauss-Kahn esposado, algo prohibido en Francia.

Incluso muchos analistas y políticos, especialmente de izquierdas, han cuestionado la encarcelación de DSK por un “asunto privado”, sin ser seguramente conscientes de la gravedad de las acusaciones que pesan contra el político francés. No se trata simplemente de un lío de faldas o un flirteo, sino de un presunto intento de violación.

«Depravado» sexual

Precisamente, ese ha sido uno de los puntos en los que se ha basado la prensa anglosajona para atacar a la francesa: la connivencia de los medios y políticos franceses en casos similares. Incluso han repasado el historial de Strauss-Kahn para definirle como un “depravado” sexual y relacionarle con redes de prostitución, acusando a la prensa francesa de haberlo ocultado durante años.

Parte de la prensa francesa ha entonado un mea culpa por ese silencio durante años, pero se defiende apelando siempre al “derecho a la privacidad” y asegurando que si nunca antes se ha denunciado comportamientos similares de Strauss-Kahn (con la joven periodista Tristan Banon, por ejemplo) u otros políticos es por la dificultad de probar esos hechos.

También sorprende el partidismo descaradamente favorable hacia el presunto agresor que han tomado algunos de los periodistas más famosos de Francia. Laurence Ferrari, la estrella del telediario de la noche de TF1 (el más visto en Europa, según la propia cadena) presentó un especial el jueves por la noche en el que cometió, por lo menos, dos “deslices” favorables a Strauss-Kahn.

Primero presentó un perfil de uno de los abogados de DSK, Benjamin Brafman, en el que se le presentó como el abogado estrella de Nueva York y el que ha llevado los casos muy mediatizados de algunas de las estrellas americanas como Michael Jackson o los raperos Puff Daddy o Jay-Z. Sin embargo, ni una palabra, de que ese abogado comenzó a librarse una gran fama en la ciudad de los rascacielos defendiendo a buena parte de los mafiosos de la ciudad, como si destacó, por ejemplo, el diario conservador Le Figaro.

Parcialidad

Otro ejemplo de parcialidad: Ferrari detuvo la intervención de un experto penalista para dar paso “a un elemento positivo” como era el interés de la jueza por escuchar del abogado defensor la propuesta de liberar al presunto agresor a cambio de llevar un brazalete electrónico. Y no dudó en calificar de “buena señal” ese elemento de cara a una probable liberación del ex patrón del FMI.

Una última curiosidad sobre el carácter de DSK publicada este viernes por la tarde por el “serio” semanario Le Point en su edición digital. Las últimas palabras de Strauss-Kahn en el avión poco antes de ser detenido por la policía neoyorkina fueron, tras el paso de una de las azafatas de Air France por su lado: «¡Qué buen culo!».

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