Dimitido Strauss-Kahn, comienza la lucha por su sucesión en el FMI

IPugna entre los países europeos que quieren conservar el cargo y los países emergentes que piden paso

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Una vez dimitido el director general del Fondo Monetario Internacional (FMI), ha comenzado ya una lucha sin cuartel entre los diferentes bloques económicos por posicionar sus propios candidatos a la sucesión de Dominique Strauss-Kahn, que ha conseguido la libertad bajo una cuantiosa fianza.

Muchos son los candidatos que aparecen ya en las diferentes quinielas realizadas por la prensa, pero sólo uno será el elegido para dirigir una institución con un peculiar sistema de elección de sus ejecutivos.

Inicio de la carrera

Con la dimisión de Strauss-Kahn (como consecuencia de su detención en Estados Unidos por una presunta agresión sexual) aún caliente, Europa dio el pistoletazo de salida a la carrera sucesoria, consciente de que las economías emergentes tratarán de imponer un candidato no europeo y romper así esa regla no escrita, vigente desde la creación de la institución monetaria tras la II Guerra Mundial, de que un europeo dirige el FMI y un estadounidense su organismo gemelo, el Banco Mundial.

La canciller alemana Angela Merkel lo dijo el jueves antes de una reunión en Bruselas: “Debemos presentar un candidato europeo”. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, reconoció que es “natural” que los socios europeos consensúen un “candidato fuerte y competente”.

Primer contribuyente

Europa apela a que es el primer contribuyente de fondos en el FMI (lo que le otorga más votos, pero no los suficientes para imponer su candidato) y al pacto “virtual” que otorga el cargo a un europeo. Busca, además, un candidato afín que siga la política iniciada por Strauss-Kahn de ayudas a los países europeos en mayores dificultades financieras (como Grecia, Portugal e Irlanda). Un director del FMI menos sensible a los problemas de estas economías europeas podría dar al traste con los planes de recuperación.

Al otro lado de la balanza se sitúan las economías emergentes, como Brasil, China, India, Turquía y Sudáfrica. Todas han reclamado ya que el nuevo director gerente del FMI sea elegido por sus méritos y conocimientos, no por su nacionalidad.

Otros candidatos

El ministro de Hacienda brasileño, Guido Mantega, fue claro al respecto: “Ya pasó el tiempo en que podría ser remotamente apropiado reservar ese importante cargo a un europeo”. El portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores chino, Jiang Yu, reiteró que el FMI debe “seleccionar al sucesor (de Strauss-Kahn) en base al mérito, de manera transparente e imparcial”.

El papel de mediador lo puede tener, como casi siempre, Estados Unidos, aunque la prensa estadounidense apuesta por que apoyará al candidato presentado por Europa, únicamente porque romper el “pacto” no escrito con los europeos podría dar pie a que en un futuro cercano, Washington perdiese a su vez el control del Banco Mundial.

Cada bloque está presentando ya sus propios candidatos y la prensa mundial ya hace sus propias quinielas, destacando los pros y los contras de cada uno de ellos.

De entre todas, sobresale hasta el momento la candidatura de la actual ministra de Economía francesa, Christine Lagarde. Tiene a su favor el visto bueno de Estados Unidos (país en el que trabajó durante un cuarto de siglo como economista) y de varios socios de la Unión Europea, entre ellos Alemania, por su papel en la gestión de la crisis económica en Francia y Europa y como anfitriona del G20 y del G8, instituciones que este año están presididas por Francia.

Tiene otro punto a favor: su condición de mujer. Nunca antes una institución de este tipo tuvo una directora. La propia ministra de Economía española, Elena Salgado, reconoció que “hay una escasa presencia (femenina) en los puestos de responsabilidad» de las organizaciones internacionales.

Pero la gran favorita hasta ahora a suceder a Strauss-Khan tiene dos importantes hándicaps. Por un lado, es francesa. Cuatro de los 11 directores que ha tenido el FMI desde su creación en 1944 han sido de esa nacionalidad y casi la mitad del tiempo de vida de la institución ha estado presidida por alguien de esa nacionalidad.

Y segundo, y más grave, sobre Lagarde pesa un investigación judicial en su país por un presunto delito de abuso de poder en el llamado caso Tapie. En julio de 2008 el Estado francés aceptó indemnizar al empresario Bernard Tapie con 385 millones de euros por el papel jugado por el banco Crédit Lyonnais (entonces de propiedad estatal) en la venta de la compañía Adidas en los años 90. La oposición francesa criticó con dureza que el Estado no apelase a esa decisión dictaminada por un tribunal privado elegido por el gobierno para poner fin a un conflicto encallado en la justicia ordinaria y acusó al presidente Nicolas Sarkozy de pagar así el apoyo de Tapie en las presidenciales de 2007.

Por si falla Lagarde, diversas voces presentan otros candidatos europeos: el actual presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet (también francés), el ex presidente del Budesbank alemán Axel Weber o el ex primer ministro británico Gordon Brown, que no tiene el apoyo de Londres ni de una parte de la prensa inglesa por su gestión de la crisis.

Otros aspirantes

Entre los candidatos no europeo sobresale el ex ministro de Finanzas turco, Kemal Darvis, a día de hoy el gran favorito al puesto junto a Lagarde. Gran conocedor de las instituciones internacionales y ciudadano de uno de los países del G20, tendrá el inconveniente de ver si Europa acepta dejar un puesto hasta ahora reservado a ella.

Otros nombres que suenan son el indio Montek Sigh Ahluwalia, el ministro de Finanzas de Singapur Tharman Shanmugaratnam, el sudafricano Trevor Manuel, el mexicano Agustín Carstens, el israelí Stanley Fischer, el brasileño Arminio Fraga, el canadiense Mark Carney y el chino Zhu Min. Otro de los que sonaba con fuerza, el egipcio Mohamed El Erian, parece haberse autodescartado.

Hasta los países ex soviéticos presentan su propia candidatura: la del jefe del Banco Central de Kazajistán, Grigori Martshenko.

Una de las bazas que puede jugar a favor de Europa es una falta de acuerdo de las potencias emergentes para a la hora de consensuar una candidatura única, lo que les perjudicaría debido al peculiar sistema del FMI a la hora de elegir a su director general, basado en algo así como “tanto pagas, tantos votos tienes”. Un funcionamiento similar al de un consejo de administración de una empresa cualquiera.

Así pues, Estados Unidos como primer país (en tanto que nación individual) contribuyente tiene un mayor porcentaje de votos, un 17%. Europa tiene una mayoría de votos, con alrededor del 30%, pero es insuficiente para imponer un candidato. Japón cuenta con un 6%, China con un 4% y otros países como Arabia Saudita, India, Canadá y Rusia detentan un 3% de los votos, aproximadamente.

Estos grandes contribuyentes cuentan con el 60% de los votos, por lo que pueden imponer su decisión a los 185 países miembros del organismo. Hasta ahora, la elección había sido siempre consensuada, pero es cierto que nunca antes las potencias emergentes habían tenido tanta fuerza en la economía mundial ni Europa estaba en una posición tan débil, provocada por la crisis.

Calendario

Por ahora, el FMI no da detalles sobre el calendario para sustituir a Strauss-Kahn y su número 2, el estadounidense John Lipsky ocupa el puesto de manera provisional. El problema es que el propio Lipsky anunció, pocos días antes de estallar el escándalo sexual del director dimitido, que dejaba la institución el próximo verano.

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