Bruselas pone en entredicho la viabilidad del AVE

En una crítica general a la política de infraestructuras, ve un riesgo claro de que las nuevas líneas no generen ingresos para cubrir los costes

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El AVE gallego avanza envuelto en debate. No sólo por los plazos. Los focos de polémica se encendieron en los últimos años en los nacionalistas catalanes, que criticaron la enorme inversión en el desarrollo de la infraestructura mientras se aparcaba el corredor del Mediterráneo. Después fue Ciudadanos, un partido que está muy lejos de los nacionalismos gallego, vasco o catalán, quien propuso parar la implantación de la alta velocidad. Según el partido de Albert Rivera, fue una tergiversación de los medios, pues consideran que las líneas en marcha se deben acabar, pero también reevaluar el desarrollo del AVE y su elevada carga para las finanzas públicas.

Bruselas se suma a esta tesis. Sin entrar en consideraciones sobre la implantación de la red, entiende que hay un riesgo claro de que la infraestructura ferroviaria no sea viable. La Comisión Europea, en las evaluaciones periódicas que realiza a la economía española tras el rescate a la banca, considera que el Gobierno «ha dado prioridad a la cohesión geográfica respecto a la mejora de la eficiencia», lo que deja en entredicho el futuro de las autopistas y del AVE.

Un problema de modelo

Según el texto que desvela El Pais, la Comisión Europea entiende que «hay riesgos significativos de que las nuevas líneas no generen suficientes ingresos para cubrir los costes», pese a los recortes sobre la inversión inicialmente prevista, sustituyendo líneas de AVE por infraestructuras de alta velocidad.

Del mismo modo, cree posible que se produzcan «sobreinversiones», es decir, que se pague más de lo previsto. Hace estas consideraciones en una crítica general que salpica también a las autopistas de peaje. Las autoridades europeas ven un problema en el modelo concesional, el que utiliza la AP-9, por ejemplo, pues «Estado y concesionarias se reparten asimétricamente el riesgo, lo que supone una de las principales debilidades». Es decir, el modelo de Audasa –incluso el del nuevo hospital de Vigo— favorece la rentabilidad de las empresas, protegiendo sus beneficios y socializando las pérdidas. 

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