Blusens entra en preconcurso tras la salida de Jove

La compañía necesita ganar tiempo para renegociar su deuda, mientras busca un socio que asegure financiación para el proyecto

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Menos de 20 días después de que el grupo empresarial de Manuel Jove, Inveravante, abandonase el capital de Blusens, la multinacional de electrónica de consumo ha presentado en el juzgado el preconcurso voluntario de acreedores. La medida afecta en exclusiva a su filial española, Blusens Technology SLU, y la compañía fundada por Miguel Silva y José Ramón García justifica este paso como un recurso para ganar tiempo. En concreto, les concede entre tres y cuatro meses para renegociar su deuda, cuya cuantía no revela, con entidades de crédito y con proveedores.

En la versión de la compañía, esta situación se produce por el “estrangulamiento financiero” al que está sometida, y que ha provocado que sus líneas de financiación bancaria se hayan reducido “prácticamente a la mitad, de 44 millones de euros en 2007, año en el que comienza la reestructuración bancaria en nuestro país, a los 20 millones en la actualidad, cuando en dichos años la facturación de la compañía se había multiplicado por 2”.

“Ante esta situación, asumida y controlada por Blusens, se decide plantear con carácter defensivo un preconcurso de acreedores, que nos proporcionará un plazo clave para continuar con la renegociación de la deuda financiera”, dice el comunicado de la empresa.

La salida de Jove

La decisión de la compañía llega poco después de la salida de Inveravante del capital de la empresa. El grupo empresarial del ex presidente de Fadesa, Manuel Jove, controlaba desde 2008 el 47,5% del capital social de la tecnológica fundada en Santiago. La salida del grupo de Jove de Blusens Technology se formalizó a través de una operación acordeón, con una significativa reducción de capital de 5,4 millones de euros, hasta dejarlo a cero. La posterior ampliación, de 109.995 euros, fue cubierta únicamente por los socios fundadores de la empresa.

La compañía que preside José Ramón García vincula ambos hechos, la entrada en preconcurso y la salida de Inveravante del capital, a un plan elaborado por la compañía, el llamado Plan Blusens 2020, que tiene por objetivo garantizar el progreso de su plan de expansión y la apertura de nuevas líneas de productos.

Todo ‘bajo control’

La compañía explicará este martes en qué consiste la hoja de ruta. Por el momento, solo concreta que la salida de Jove y la entrada en preconcurso forman parte del mismo plan, controlado y previsto por la empresa.

El siguiente paso será buscar nuevos socios financieros y fondos de inversión que aporten liquidez al proyecto. “El plan comenzaba con la incorporación de un socio financiero, Inveravante, con el que compartimos los planes de expansión internacional de la marca y demás objetivos empresariales”.

A partir de ahora se abre “una nueva fase de valoración de nuevos socios financieros y fondos de inversión comprometidos con el proyecto y que puedan aportar la financiación propia que permita continuar la senda marcada por el plan mencionado”, asegura Blusens. En definitiva, un socio que aporte capital para proseguir con la expansión internacional.

Pérdidas

Aunque la tecnológica compostelana insiste en que mantiene la situación bajo control, lo cierto es que en los últimos ejercicios ha ido acumulando pérdidas.

Según se refleja en sus últimas cuentas anuales hechas públicas, en 2011 la compañía obtuvo un beneficio neto de un millón de euros en negativo. Su resultado antes de impuestos se elevó hasta los 1,4 millones en números rojos. Un año antes, ya registró pérdidas por valor de 904.316 euros.

Deuda y liquidez

Los pasos a seguir por la empresa pasan, por tanto, por renegociar la deuda y buscar compañero de viaje que aporte liquidez al proyecto. “La autofinanciación por tanto –insiste la compañía– y la consecución de dichos fondos de inversión son vitales para poder operar en un sector como es el de Blusens, donde el pago por la producción es al contado, inmediato, y el cobro es a 120 días”, explica.

Refuerza el argumento asegurando que tuvo que renunciar a un pedido de 50 millones de euros en 2012 al no encontrar “la financiación bancaria necesaria para realizar las transacciones”.

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