Seguridad y Defensa en manos de Bañuelos y Yago Méndez

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A Enrique Bañuelos le critica toda la prensa y le temen ahorristas e inversores, quienes recuerdan sus aventuras y espantadas en el ámbito inmobiliario español y brasileño. A la Generalitat advierten desde muchos ángulos que la presencia de este inversor en el proyecto Barcelona World, adjunta a Cataluña más incertidumbres que confianzas. Su currículum no es nada impoluto, según todos, todos, quienes han vuelto a mirarlo y expresado opinión.

Pero hasta ahora, la única corporación española que en apariencia se ha sentido incómoda con tal compañía es Telefónica, que ha resuelto despojarse de la mitad de su participación en Amper, la empresa tecnológica de la cual Bañuelos es accionista controlador desde mediados del año pasado, luego de adquirir 9% de los títulos y encaminarse hacia un 28% antes de finalizar este año.

Temores

Los clientes de Amper, sobre todo en las áreas de Seguridad y Defensa, deben estar mirando con asombro que los sistemas que utilizan para sus tareas críticas, de alta sensibilidad y riesgo, se encuentran ahora bajo control de un personaje con el prontuario que apuntan sus críticos.

El Estado, a su vez, debería estar analizando con rigor que sus principales sistemas de seguridad ciudadana (emergencia, socorro, control de incendios y catástrofes, el 112) y de vigilancia y control aéreo, terrestre y marítimo de sus fronteras, hayan pasado de ser administrados por una empresa hasta entonces considerada absolutamente profesional, a una, aunque sea la misma, de cuya cúpula se haya apropiado alguien calificado de impresentable.

Amper ha sido durante 30 años proveedor tecnológico de referencia para el Ejército, la Guardia Civil y las Administraciones Públicas. Entre muchos otros programas, tiene bajo su responsabilidad el Sistema Integral de Vigilancia Exterior (SIVE), que procesa información sensible sobre tráfico de armas, drogas y personas en centros ubicados en Málaga, Granada, Cádiz y Ceuta, cauda de datos que procede de multitud de sensores, radares y cámaras que suministran embarcaciones, satélites y los propios sistemas enclavados en costas y puertos.

Amper maneja los sistemas de comunicaciones móviles orientados a redes corporativas en los aeropuertos de Barcelona, Zaragoza, Alicante y Palma de Mallorca, además de las comunicaciones troncalizadas (sistema Tetra) de la antigua Iberia.

La reacción ha debido sentirse en Suiza, cuyo ejército renovó y amplió un contrato de desarrollo y suministro de un sistema de Mando y Control. Igualmente, el ministerio de la Defensa de Emiratos Arabes Unidos, que otorgó un contrato trianual (el mayor logrado por Amper en el exterior: 92 millones de euros) para el suministro de un sistema de Mando y Control semejante al instaurado en España.

Todos esos contratos fueron logrados antes de la llegada de Bañuelos.

Deudas

Amper constató hace tres años que el mercado español no estaba rindiendo los ingresos y dividendos que recibía hasta entonces. La que comenzó como una entidad absolutamente propiedad de Telefónica en 1982, en tanto empresa de desarrollo e innovación tecnológica, ha visto que su accionista fundador le ha estado sacando la manta paulatinamente, hasta hacerse casi invisible a partir del 6 de septiembre de 2012, con apenas 2,92% de su capital. Durante la primera mitad de la década pasada Amper se vanagloriaba de duplicar año tras año el beneficio neto atribuible. Pero a partir de 2007 su principal cliente, también Telefónica, que generaba 46,19% de sus ingresos, comenzó a bajar los niveles de contratación hasta el punto de significar solo 20,8% de las ventas el año pasado.

Miró entonces hacia la internacionalización (América Latina, Pacífico Sur, Sudeste Asiático) y añadió los servicios de telecomunicaciones como uno de los focos principales de actividad. En menos de dos años revirtió las fuentes de ingresos (77% de las contrataciones procedieron del exterior y 23% de España en 2011). Pero no pudo con las deudas acumuladas y lo único que logró en ese terreno fue una onerosa extensión de plazos.

A su vuelta del «exilio» Bañuelos encontró a la tecnológica en horas bajas. A través de su inversora Veremonte España entró en Amper en plan dominante, y designó consejero delegado a Yago Méndez Pascual, hijo de José Luis Méndez (ex histórico de Caixa Galicia).

Al rellenar el formato sobre su inversión personal directa en Amper, dato exigido por la Comisión Nacional del Mercado de Valores, el máximo ejecutivo de la empresa que gestiona los sistemas electrónicos de socorro, seguridad y defensa de España, Yago Méndez, dejó constancia de lo mucho que cree en lo que está haciendo. Su riesgo vital se reduce a la suscripción de 10 acciones, que a la cotización de hoy equivalen a 21 euros.

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