Pantín: el paraíso de Andrés Suárez, donde mar y música confluyen

El cantante ferrolano reconoce haber dejado en esta pequeña localidad, célebre por su campeonato de surf, su corazón

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Andrés Suárez ha vuelto estos días a Galicia para descansar y refugiarse en su paraíso particular. El músico ferrolano, que profesa un “amor increíble” a la ciudad que le vio nacer, elige la pequeña aldea de Pantín, a la que se mudó con su familia cuando tenía tres años y que en los próximos días acogerá el Pantín Classic, una de las citas más relevantes para los incondicionales del surf, para escaparse siempre que puede.

El artista gallego, afirma tener una “dependencia absoluta de mi tierra”. De hecho, vive en un estado “morriñento” permanente. Tiene claro que su futuro está en Pantín, aunque ahora su trabajo lo arrastre hasta Madrid. No obstante, su corazón sigue en esta tierra.

Ferrol es su lugar de nacimiento y también una de las ciudades más desconocidas. El centro histórico lo domina el barrio de la Magdalena, donde sus edificios con galerías y fachadas modernistas contrastan con la piedra de la concatedral de San Julián, el parador, o los muros del arsenal militar, que acapara buena parte del litoral. Dos castillos –La Palma y San Felipe– flanquean su ría.

Para Andrés Suárez, la zona de Ferrolterra es única en Galicia, marcada por una costa abrupta donde se pueden encontrar los acantilados de A Capelada, los más altos de la Europa continental, o lugares de culto como el santuario de San Andrés de Teixido, donde la leyenda cuenta que vai de morto o que non vai de vivo. “Es un lugar mágico todavía por descubrir”, señala. No obstante, “el clima no siempre ayuda, pero eso permite que el paraíso no se llene”, puntualiza.

San Andrés de Teixido

Iglesia de San Andrés de Teixido.

El litoral está salpicado de faros, entre los que se encuentra el de Estaca de Bares, el primero en ser encendido en el país (1847) y, además, el más septentrional de la península. A sus pies, un hotel con encanto, ‘O Semáforo’, ocupa las instalaciones de la antigua señal marítima. Siguiendo hacia el sur, el faro de Cabo Ortegal, el de Punta Candieira y el de Punta Frouxeira, este último con un diseño más vanguardista, constituyen, junto con los de Cabo Prior y Cabo Prioriño, en las proximidades de Ferrol, un enclave excepcional para los aficionados a la ornitología, puesto que es fácil avistar desde allí las aves que frecuentan estas latitudes.

Playas interminables de arena fina como las de A Frouxeira, Doniños o San Xurxo emergen entre los acantilados, al igual que pequeñas villas marineras como Cedeira, Valdoviño u Ortigueira, en las que se pueden degustar exquisitos mariscos y pescados. El percebe de Cedeira, donde el marraxo es también uno de los platos típicos, nada tiene que envidiar al de O Roncudo (Corme). Una buena caldeirada de pescado no es tampoco mala opción.

Andrés Suárez Loiba

Andrés Suárez en el banco de Loiba, en Ortigueira | Cedida por el artista

Como señala Andrés, toda la costa de Ferrolterra es un lugar para disfrutar con la familia y los amigos, como hace él siempre que viene. Su vida, como él mismo explica, no se puede concebir sin el mar y la música. Las playas de Pantín han sido testigo de sus inicios en el bodyboard, una práctica que fue abandonando a medida que avanzó en su carrera musical. Su pasión por la guitarra y el piano también surgió en estas costas, donde Andrés dio sus primeros acordes. Quizá el banco de Loiba, considerado el más bonito del mundo, haya inspirado alguna de sus canciones. ¡Como para no!

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