Todas las claves del acuerdo que mantiene el ‘rating’ AAA de Estados Unidos

El presidente Obama paga un alto precio para evitar la suspensión de pagos. La deuda no crecerá ni un euro más de lo que se reduzca el gasto. Este ajuste afectará a las políticas sociales

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Estados Unidos se aleja del fantasma de la suspensión de pagos. Aunque el acuerdo alcanzado en el último minuto entre los líderes demócratas y republicanos en el Congreso estadounidense aún debe recibir este lunes el visto bueno del Senado y la Cámara de Representantes donde el Tea Party y la izquierda serán un hueso duro de roer, las líneas generales satisfacen a las huestes republicanas.

Tanto es así que el presidente Obama ha afirmado sin ambages que el acuerdo no es el que hubiera preferido. Es decir, que reconoce se ha limitado a salvar un match ball para la primera economía del mundo. ¿Cómo? Aceptando un recorte del gasto de tres billones de dólares en 10 años, mucho más de lo que hubiera gustado en las filas demócratas. Básicamente, se va a aplicar un plan en dos fases con el denominador común de que la deuda no crecerá ni un euro más de lo que se reducirá el déficit.

La aprobación del acuerdo supondrá de facto que el límite de deuda se amplía en un billón de dólares. Esta es la cantidad que el Gobierno necesita para pagar sus facturas y poner el contador a cero para todo lo que queda de año. La contrapartida es que habrá recortes inmediatos por el mismo importe. El tijeretazo no se aplicará en esta primera fase a los programas sociales.

Otros dos billones

Al mismo tiempo, una comisión formada por demócratas y republicanos empezará a estudiar desde la firma del acuerdo dónde se pueden aplicar nuevos recortes hasta alrededor de otros dos billones de dólares. Si hay acuerdo entre las partes, se elevaría de forma inmediata el techo de gasto por la misma cantidad. Esta comisión tendrá que presentar sus recomendaciones al Congreso el próximo 23 de noviembre. Para su aprobación, se necesitará el voto de ambas cámaras antes del 23 de diciembre.

Para Obama, lo mejor del acuerdo es su vigencia. En contra de las pretensiones republicanas de volver a votar el próximo mes de enero, el límite de gasto no debería ser aumentado de nuevo hasta 2013, lo que permite al presidente conseguir dos objetivos. Uno, garantizar la paz en lo que a las cuentas del estado se refiere hasta el final de su mandato. Y dos, no poner contra las cuerdas la recuperación económica y la situación de los mercados mundiales como ha ocurrido en las últimas semanas.

Las incógnitas

A la espera de la votación definitiva, aún no se conocen todos los detalles del acuerdo. Sí se ha filtrado que en la segunda fase, en un escenario totalmente abierto, se podrían abordar subidas de impuestos a las mayores fortunas del país, tal y como defiende Obama. Lo que sí parece seguro es que también habrá recortes en los programas sociales que afectan a los más necesitados, tal y como propugnan los republicanos.

El plan también incluye un tijeretazo histórico en el presupuesto de Defensa, el primero en dos décadas. Estas son las claves de un acuerdo evitar que el Gobierno supere antes del 2 de agosto el límite de endeudamiento de 14,29 billones de dólares y se declare en suspensión de pagos.

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