Sareb asegurará su deuda para que los intereses no se desmadren

Echegoyen fijará el coste máximo en el 1% ya que teme un quebranto de 2.000 millones si el 'banco malo' queda a expensas del mercado

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Sareb, el banco malo, estudia cómo asegurar el coste de la deuda. Su presidente, Jaime Echegoyen, ha calculado que los intereses podrían subir en los próximos años hasta 100 puntos básicos. El encarecimiento supondría un coste adicional de 2.000 millones, según las previsiones internas. La opción más plausible para evitar el efecto pasa por renovar diversos productos derivados que ya están contratados.

La ex presidenta de la sociedad, Belén Romana, suscribió en 2013 swaps que le permitieron cerrar un coste fijo para los 50.000 millones en deuda con los que nació la empresa semi pública. La experiencia ha sido negativa porque la firma se produjo en la antesala de la caída de la prima de riesgo española y del euríbor. Ambos índices fijan el precio que paga el banco malo por los bonos que sirvieron para captar recursos.

Cláusula suelo

Un swap supone lo que una cláusula suelo o techo para una hipoteca. En los dos últimos ejercicios, los tipos de interés han sido más bajos que los mínimos que contrató Romana. Así que, como miles de familias en sus créditos para la vivienda, Sareb no ha podido aprovechar los mínimos históricos del euríbor ni beneficiarse en exceso del retroceso del bono español.

El error de previsión ha costado 2.700 millones en pérdidas latentes. La situación ahora es diferente. Los analistas descuentan la próxima subida de tipos. Por tanto, un producto que fije un impacto máximo parece una opción necesaria, a juicio de Sareb, para evitar que la factura se desmadre. Los presupuestos del banco malo establecen una horquilla próxima al 1% en intereses en 2015. El objetivo de las negociaciones es mantener ese contexto para los próximos años.

Accionistas y acreedores

No hay prisa. Este año el coste rebajará en 500 millones el de 2014, cuando se abonaron 1.200 millones a los titulares de los bonos. Se da la paradoja de que algunos inversores son los propios bancos accionistas de Sareb. El papel lo suscribieron las cajas de ahorros que previamente trasladaron los activos tóxicos. Algunas entidades obtuvieron liquidez en el Banco Central Europeo pero otras instituciones no endosaron los títulos.

Es el caso de Banca Cívica, hoy en manos de Caixabank. El grupo barcelonés, por ejemplo, tiene el 11,7% de la sociedad y a la vez es titular de bonos de Sareb.

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