El Santander tendrá que mantener un ‘banco paralelo’ en Galicia para salvar los empleos del Pastor

Los EREs del Popular y Santander de 2016 dejan a la entidad sin margen para despidos no traumáticos, que podría evitar conservando la marca Pastor

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El Pastor ha vivido dos ventas en menos de una década, pero no se puede hablar en ambos casos de la misma entidad. Tras la integración en el Popular, el Pastor vio desaparecer buena parte de su estructura, de su personal y toda su red fuera de Galicia. Sin embargo, mantuvo la denominación, lo que le permitió marcar distancias con la matriz a nivel comercial y, al mismo tiempo, conservar a buena parte de su clientela, muy apegada a la marca.

Con la compra por parte del Santander, de confirmarse los planes anunciados en la primera reunión entre la entidad y los representantes de los trabajadores, el futuro de la marca peligra. También el de muchos puestos de trabajo, pues el Pastor y el Santander comparten presencia en 115 concellos gallegos, y es difícil que con una sola marca convivan varias oficinas.

Este es, precisamente, uno de los argumentos que esgrimen trabajadores y sindicatos para exigir a la entidad que preside Ana Botín que mantenga la marca Banco Pastor. Como explica Javier Castro (UGT), eliminar la enseña supondría concentrar aún más el sector, lo que su vez se traduciría en una menor oferta de servicios para el cliente.

Eliminar la marca Pastor limitaría la oferta de productos y servicios para el cliente, afirma Castro 

No obstante, Castro no niega que pueda haber cierre de oficinas conservando las dos marcas, pero “las garantías de empleo son mucho mayores”, apunta. En Galicia trabajan para el Pastor 1.350 personas, después del último ERE, a finales de 2016. Santander también recurrió a un ERE para digerir la integración de Banesto, y eso “deja poco margen para salidas no traumáticas”, indica Castro, ya que en estos procesos hubo muchas prejubilaciones y salidas pactadas.

Acceso al crédito

Sin entrar en lo que significa institucional, social y culturalmente la desaparición de la marca Pastor, el representante sindical advierte de supondría “estrechar más si cabe el sector financiero, agudizar la exclusión y aumentar trabajo que ya hay en las oficinas”, donde los clientes ya se quejan de masificación, “y siendo menos, ni te cuento”. Además, añade, “sería más difícil el acceso al crédito para pymes y particulares, que comercial y económicamente se quedarían sin alternativas en muchas localidades”.

La propuesta que han mantenido los sindicatos se centra en que preservando la marca puede también conservarse la estructura de negocio y la clientela del Pastor sin grandes tijeretazos y conviviendo con la marca Santander, con otro perfil de cliente. 

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