Santander planea compensar las pérdidas de los compradores de sus bonos convertibles

Botín estudia fórmulas para compensar las fuertes pérdidas que acumulan los inversores que compraron en 2007 sus convertibles. Podría bajar el precio y los plazos

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Mal negocio la emisión millonaria de bonos convertibles que lanzó el Santander en su día para comprar ABN Amro. Los inversores que compraron estos títulos  soportan una minusvalía latente del 58% a los precios actuales de la acción. Un saldo desolador para los 129.000 bonistas a no ser que cambie mucho la situación en bolsa del Santander o, que para reducir las pérdidas latentes el banco, decida cambiar las condiciones de la emisión en la que captó 7.000 millones de euros.

Y esto último, es decir bajar el precio del canje, es lo que está planeando Emilio Botín. Este mismo año su gran competidor BBVA tomó una decisión drástica con los convertibles emitidos en 2009 por 2.000 millones. En verano amplió capital por esa misma cantidad y se las colocó a los bonistas a cambio de canjear sus convertibles tres años y tres meses antes de la fecha de conversión.

Con esta fórmula, el banco que preside Francisco González consiguió dos objetivos. Por un lado se ahorró 325 millones en los intereses fijos que aún debían devengar los bonos. Por otro, los bonistas no perdieron un solo euro, ya que el precio fijado coincidía con la cotización de BBVA.

Santander estudia ahora una medida parecida. Cuando acaba de vencer la última ventana de liquidez de esos bonos y teniendo en cuenta que dentro de once meses el canje de los bonos es obligatorio a un precio de 14,1 euros por acción, el descontento de los inversores es palmario. El pasado día 4 venció la última ventana de liquidez antes del canje obligatorio y lógicamente casi ningún inversor optó por convertir sus bonos  a la espera de que suba la acción. El próximo año vence la emisión y la conversión entonces será obligatoria.

Mitigar pérdidas

Para recuperar su inversión, la acción del banco cántabro tendría que subir un extraordinario 133%. A la vista de lo remoto de esta posibilidad –desde el 31 de diciembre el banco acumula una pérdida en bolsa del 10%- Santander estudia fórmulas para  mitigar las pérdidas de sus bonistas. Una opción es reducir drásticamente el precio de canje para acercarlo al precio de cotización, según fuentes solventes. También se baraja  adelantar la fecha de conversión obligatoria.

Según fuentes cercanas al banco, de este modo  se mitigarían las pérdidas de los inversores y se podría recapitalizar la entidad en un momento en que Europa debate subir las exigencias mínimas de recursos de primera calidad hasta una horquilla entre el 7% y el 9%.  Oficialmente, la entidad que preside Emilio Botín ha declinado comentar este asunto.

La  emisión, de 7.000 millones de euros, la lanzó hace cuatro  años la entidad cántabra para financiar la compra de ABN Amro y fue distribuida entre cerca de 129.000 suscriptores, con un importe medio de inversión de 54.000 euros. El valor nominal de cada bono es de 5.000 euros. El primer año, los ahorradores recibieron una remuneración del 7,5% TAE y los siguientes ejercicios el Euribor a 3 meses más el 2,75%.

Evitar un nuevo Banif

Todo apunta a que Santander no quiere que se repita la experiencia que sufrieron los inversores del fondo inmobiliario Banif, que vieron como, tras perder sus participaciones valor de forma drástica por la crisis del mercado, la entidad cerró las ventanas de liquidez para que los inversores pudieran salir del fondo.

Después, alegando «razones exclusivamente comerciales», el grupo decidió adoptar la decisión que ya en su día tomó BBVA con su fondo ‘BBVA Propiedad’, es decir que fuera el grupo quien asumiera los reembolsos solicitados. Santander liquidó el fondo con el valor liquidativo de ese momento y los inversores pudieron recuperar parte de su patrimonio.

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