¿Pedir un crédito para pagar otro? Cinco alternativas mejores

Los préstamos rápidos solo conllevan más costes y aumento de la deuda

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

Cuando una persona solicita un crédito a un banco o un prestamista privado, se compromete a devolver el dinero en un plazo determinado. Pero, en ocasiones, es posible calcular mal nuestra capacidad de pago y que ahora no seamos capaces de cumplir con el contrato. ¿Qué hacer entonces?

Lo primero que piensan algunos es en pedir otro préstamo o crédito rápido con el que poder tapar el primero, pero hay que pensar que si ya tenían problemas con el anterior préstamo (cuyo tipo de interés se moverá entre el 9% y el 15%), es más que probable que no puedan asumir los costes de su nueva deuda y entre en una espiral de comisiones de demora y aumento de deuda del que no será fácil salir.

Así las cosas, es preferible que optemos antes por una de estas cinco alternativas:

1. Pedir la cantidad requerida a un familiar o amigo. La opción más barata y con menor riesgo.

2. Pedir un anticipo de nómina al banco. Si mantenemos una buena relación con nuestra entidad sostenida en el tiempo, es decir, si conocen nuestros ingresos y capacidad de pago desde hace años, podemos solicitar un anticipo de uno a tres meses, operación que puede salirnos gratis. Esta opción se recomienda sobre todo para pagos urgentes y puntuales.

3. Pedir una prórroga del crédito. Si vemos que se acerca el plazo de pago y no podemos hacerle frente, es preferible ponerse en contacto con el banco o prestamista antes del vencimiento y solicitar algo de tiempo más. Esta opción es también accesible en las entidades que conceden mini créditos (hasta 600 euros) como ViaSMS o CreditoPocket.

4. Ampliar el crédito. Si se trata de un banco que conoce nuestro historial de ingresos y pagos a tiempo, podemos negociar de manera directa con el banco. Un formato es el del pago de cuotas menores pero durante más tiempo.

5. La última opción sería reunificar deudas a través de un único producto financiero. Se trata con una sola cuota que reduce la cantidad a pagar cada mes a cambio de ampliar el plazo, de forma que se paga más en total pero hace mucho más llevadero el mes a mes. El problema es que en el mercado actual es realmente difícil de conseguir este trato.

Según la Ley 16/2011, de 24 de junio, de contratos de crédito al consumo, el derecho de desistimiento de un préstamo «es la facultad del consumidor de dejar sin efecto el contrato celebrado, comunicándoselo así a la otra parte contratante sin necesidad de indicar los motivos y sin penalización alguna».

Avatar

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp