Nace un proyecto en Ordes para recuperar el textil deslocalizado

La iniciativa agrupa a una veintena de talleres que aspiran a triplicar en cuatro años su volumen de negocio

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¿Regresará el textil deslocalizado? La puerta está abierta hace tiempo. La Federación Española de Empresas de la Confección (Fedecon), calculaba el verano pasado que la apuesta por los mercados de proximidad de las empresas y el progresivo encarecimiento de producir en China, donde los salarios se han incrementado hasta un 50% en los últimos años, favorecerán el regreso del 50% de la producción textil deslocalizada a la península.

Es un reto que ha asumido el sector como conjunto y también en iniciativas desde Galicia. En Ordes, concretamente, ha nacido un proyecto empresarial que pretende «revitalizar» la industrial textil gallega a través de la creación de una red logística y de comunicación con epicentro en la comarca. El objetivo último que se marca su promotora, la diseñadora María Almazán, es que Nodo Logístico de Ordes involucre a una veintena de talleres de confección –en los que trabajan una media de 20 personas– para «relocalizar» en Galicia la producción de destacadas marcas de moda. Las mismas que salieron fuera en busca de costes de producción más baratos y destruyeron el empleo que habían generado en casa.

Una red de talleres a 30 kilómetros de distancia

Desde hace varios meses viene gestándose este proyecto que, tras culminar su estudio de viabilidad el pasado mes de diciembre, está pendiente de fijar aspectos no menos cruciales como la financiación y el timing. Ambos se plantearán en próximas fechas en una nueva reunión con el equipo del Igape pero, según María Almazán, la puesta en marcha de esta iniciativa se prevé este mismo año o no más allá de 2015.

Desde el llamado Nudo Logístico de Ordes, los talleres que podrían beneficiarse de este «relanzamiento» están en un radio de 30 kilómetros: Santiago, A Coruña, Melide o Carballo. Aunque la sede no es definitiva, María Almazán aspira a que se pueda instalar en el edificio rehabilitado de la antigua estación de tren de A Pontraga, motivo por el cual ha bautizado el proyecto con el nombre de La Estación.

«Si se quiere traer a firmas de moda punteras, de aquí, de Barcelona o de Londres», ha explicado María Almazán en declaraciones a Europa Press, se requiere un espacio emblemático que, en este caso, depende de la posibilidad de llegar a algún acuerdo con el ayuntamiento ordense y Adif.

Triplicar el negocio en cuatro años

La planificación del proyecto contempla que, tras una fase inicial de estabilización, los talleres «tripliquen su volumen de trabajo a partir del cuarto año, con lo que eso implica en la progresión de la creación de empleo». Se trata de un sector en el que predominan las mujeres, «pero en la parte logística podemos hacerle un hueco a ellos», ha bromeado la diseñadora.

En el ámbito textil, Galicia es –junto con Catalunya y Valencia– «de las pocas comunidades que conserva tejido industrial», ha señalado María Almazán. Pero, en este momento, sigue habiendo talleres en riesgo de cerrar, por lo que «existe una necesidad clara e inminente».

«Tras el boom de Inditex, que fue un referente, las marcas han deslocalizado su producción y se ha roto el tejido industrial», ha precisado la artífice del proyecto, con lo que los talleres «han quedado desorganizados; no obsoletos, sino descolgados, lo que para una marca que quiera confeccionar aquí resulta inviable», ha añadido.

Conversaciones con Inditex, Purificación García y Mango

Vinculada a la fundación Fabrics for Freedom fundada por Sybilla, que apuesta por la sostenibilidad, el uso de tejidos ecológicos y los criterios de responsabilidad social corporativa, María Almazán se decanta por introducir una nueva cultura de «talleres sostenibles». Como partner de Fabrics for Freedom, la organización Class Eco-Hub –con sedes en Madrid, Milán, Londres y Helsinki– sería «la ventana a los clientes europeos».

La impulsora de «La Estación» ha presentado este proyecto a marcas gallegas como Inditex y Purificación García, así como a la propia Sybilla y su sello Jocomomola, además de Mango, Hoss Intropia, Camper y Medwinds, entre otras de ámbito estatal.

Son algunas muestras de firmas que deslocalizaron su producción «y ahora están por relocalizarla poco a poco», ha afirmado María Almazán, aprovechando también que «el consumidor es más receptivo a entender lo que se hace aquí cerca».

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