Mini créditos: la transparencia de un producto polémico

Las empresas de mini créditos rápidos no suelen tener buena prensa, a pesar de ser bastante más transparentes y eficientes que los bancos. Esta desconfianza del consumidor tiene una base: por un lado, es muy cierto que cobran altos intereses por prestar el dinero unos pocos días y, por el otro, muchos usuarios caen en el sobreendeudamiento al entrar en un círculo sin fin de pedir un préstamo para pagar otro.

Sin embargo, cabe recordar que estas empresas conceden préstamos más rápidamente que las entidades bancarias y sin pedir explicaciones y, además, existen varias pruebas que demuestran que este tipo de pequeño prestamista (hasta 600 euros) no suele jugar sucio con sus clientes:

• Sus tarifas están publicadas en su web de forma muy clara y visible. [Ver tabla comparativa de precios de mini préstamos]

• No aceptan solicitudes de menores de 18 años, y es más, la mayoría exige que sus clientes tengan al menos 21 para poder rellenar el formulario.

• Los teléfonos de contacto son de numeración nacional corriente (con prefijos 91 de Madrid, 93 de Barcelona, etc.) o 902, que suponen casi el mismo coste que los ordinarios. Es decir, estos prestamistas no aprovechan la llamada para sacar más dinero del cliente. Lo mismo ocurre con los SMS para solicitar o confirmar el crédito, cuyo precio depende únicamente del contrato que el cliente tenga con su operadora.

En definitiva, un mini crédito es una buena opción cuando no sea posible conseguir el crédito en un banco y estemos seguros de poder pagar la deuda a final de plazo acordado ya que, en caso contrario, estas entidades proceden rápidamente a la inscripción del cliente en listas de morosos, aunque alguna de ellas permite solicitar una prórroga que alargue el plazo de pago, siempre y cuando este avise antes del cumplimiento del primer plazo acordado.