Mini créditos: ¿cuándo es aconsejable pedir uno y cuándo no?

En ocasiones las consecuencias de no pedir un mini préstamo son peores que las de pedirlo

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Para la gran mayoría de personas, solicitar un mini crédito no es un plato de buen gusto. Al fin y al cabo, se trata de pedir dinero  prestado y además con un coste bastante alto. Sin embargo, hay situaciones que no permiten elegir y otras en las que las consecuencias de no pedir un mini préstamo son peores que las de pedirlo.

Existen casos en que conviene pedir un mini crédito. Estos son tres motivos de peso por los que esta puede ser una opción conveniente:

Evitar un descubierto en cuenta: Los números rojos en la cuenta corriente suelen salir muy caros. Si estamos pendientes de algún recibo que pueda hacernos caer en descubierto podemos acabar pagando (1) una comisión por reclamación de posiciones deudoras (entre 30 y 45 €, normalmente), (2) una comisión de descubierto (alrededor del 4,5%, con un mínimo alrededor de 15 o 18 €) y (3) un interés de demora (alrededor del 29% TAE).

Si sumamos todo esto, fácilmente podemos acabar pagando entre 50 y 80 euros. En función del plazo, puede merecernos más la pena pedir un mini crédito, como podemos ver en el siguiente cuadro (con el ejemplo de Pepedinero):


– Multas: Pagar una multa puede salir mucho más barato si se hace rápido. Y ya ni hablemos de si se nos lleva el coche la grúa y tenemos que pagar por cada día que pase el vehículo en el depósito. Es por eso que, en estas circunstancias, puede salir más a cuenta pagar la comisión de un mini crédito en lugar del recargo por la multa y por el retraso en retirar el vehículo.

– Compras urgentes y necesarias: Los libros de los niños en septiembre, una avería del coche o algún electrodoméstico pueden ser compras que, al ser prorrogadas, pueden complicarnos mucho la vida. Es por eso que, ante una de estas situaciones, compete plantearse si merece la pena pagar la comisión del mini crédito o no.

Por supuesto, también hay casos en que no conviene pedir un mini crédito. Aquí van tres casos en los que es mejor no llamar al prestamista:

– Para pagar otro mini crédito: Si no hemos podido asumir el coste de un mini crédito, difícilmente conseguiremos pagar un segundo. Al entrar en esta dinámica podremos acabar fácilmente en una lista de morosos como ASNEF o RAI.

– Si no tenemos claro que vamos a recibir ingresos al final del plazo pactado: Sin nómina ni ningún otro ingreso a la vista, pedir un mini crédito es como solicitar el ingreso voluntario en ASNEF.

– Para pagarse un capricho: Hay cosas que pueden esperar, por lo que antes de pedir un mini préstamo para comprarse un capricho quizás es mejor valorar hasta qué punto vale la pena pagar un elevado porcentaje en comisiones por ello.

En cualquier caso, si ya hemos decidido usar este recurso para llegar a fin de mes, consultar un comparador con las distintas ofertas de mini créditos del mercado nos puede ahorrar gran parte de los intereses.

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