Martin Wolf: «La amenaza a la democracia es la creciente desigualdad»

El editor jefe del 'Financial Times', que participa en las jornadas económicas de Sitges, admite que el capitalismo enfocado a las finanzas ha resultado ser una "sobredosis de una buena receta"

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Hablar en nombre de Martin Wolf es casi sagrado, en un mundo que se ha orientado por completo a las finanzas en los últimos 30 años. Si un inversor quiere tener información de primera mano, o si el ciudadano de a pie quiere orientarse sobre las relaciones económicas mundiales, no puede ignorar sus columnas en el Financial Times. Pero Wolf ha cambiado. O, quizá, ha vuelto a los orígenes. El editor de la biblia del capitalismo, el rotativo británico, ha viajado a Sitges, donde participa este viernes en las jornadas económicas del Círculo de Economía, junto al presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu.

Wolf es un liberal. Creyó en la revolución que protagonizaron los gobiernos de Thatcher en el Reino Unido y de Reegan en Estados Unidos, fundamentada en la economía de la oferta, y en la lucha sin cuartel contra la inflación. Pero ha visto las consecuencias de aquella apuesta. O mejor dicho, ha presenciado los excesos de una economía que apostó sin titubeos por las finanzas.

Cuidado con la inestabilidad económica y financiera

Lo explica sin tapujos en su libro La gran crisis: cambios y consecuencias, editado en castellano en España por Deusto. Y de ello hablará en Sitges, convencido de que el capitalismo ha entrado en una nueva fase, en la que el crecimiento será menor, y que obliga a transformaciones en todos los mercados, y, especialmente, en el mercado laboral.

Martin Wolf ha llegado a la conclusión de que la propia democracia está en peligro, si no se corrigen los excesos. Contrasta su opinión con las aseveraciones de algunos responsables políticos en España, y también de prohombres del mundo económico, que han reaccionado con dureza ante el avance de las fuerzas políticas de izquierda en las elecciones autonómicas y locales en España del pasado domingo.

De su pluma se pueden leer reflexiones contundentes: «Hoy día, las amenazas a la democracia liberal, tal y como la defino, no provienen del comunismo, el socialismo, la militancia obrera, la inflación galopante o el colapso de los beneficios empresariales, como fue el caso en la década de los setenta, sino de la inestabilidad económica y financiera, el alto desempleo y la creciente desigualdad. El equilibrio necesita inclinarse de nuevo», asegura.

Paliar las consecuencias del mercado

El analista del Financial Times, cuya familia de origen judío huyó de centroeuropa a Londres –treinta primos de la madre de Wolf murieron en los campos de concentración nazis– no reniega de la defensa de la economía de libre mercado. Lo que le ocurre es que considera que se ha traicionado las propias bases de una democracia liberal basada en la igualdad de oportunidades.

Por ello, afirma que de la crisis se deben aprender lecciones, para no volver a caer en los mismos excesos. «El capitalismo enfocado a las finanzas que emergió tras la contrarrevolución orientada al mercado ha demostrado ser una sobredosis de una buena receta. Esto es lo que he aprendido de la crisis», afirma.

El economista Lorenzo Bernaldo de Quirós, que redacta el prólogo del libro, calma a los que creen que Wolf se ha vuelto un socialdemócrata. «Se equivocan, sigue siendo un liberal clásico», señala, pero eso es, como apuntan otros expertos, como Juan Ramón Rallo, hoy en día, una «revolución»

Reivindicar a Minsky

El libro reivindica a Hyman Minsky, un autor menospreciado en las últimas décadas, porque advertía sobre la posibilidad de grandes crisis, como resultado, no de factores exógenos, sino como resultado de sucesos que emergen desde dentro del sistema.

Esa visión, es para Wolf, «metodológicamente sólida», aunque había sido orillada con la idea de la gran moderación, aplicada y defendida por Ben Bernanke, el ex gobernador de la Reserva Federal de Estados Unidos, según la cual las grandes crisis eran cosa del pasado. Curiosamente, a Wolf no le duelen prendas para asegurar que: «Ochenta años después, las preocupaciones de Keynes en la década de los treinta son ahora las nuestras. Aquellos que no aprenden de la historia están condenados a repetirla».

El Circulo de Economía se ha apuntado un tanto con su presencia, precisamente para señalar esa tesis, que, lejos del griterío, lo que puede cuestionar el marco de convivencia que garantiza la democracia liberal es una desigualdad galopante.  

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