Los puertos gallegos urgen inversiones tierra adentro

Necesitan áreas logísticas próximas para sacar partido de las nuevas rutas marítimas

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Dejad que las empresas se acerquen al mar. Esta podría ser una de las conclusiones respecto al posicionamiento de los puertos gallegos en el mapa global de rutas marítimas, que vivirá un cambio de envergadura en los próximos años debido a la apertura de las nuevas esclusas del canal de Panamá en el litoral atlántico y pacífico, cuya finalización está prevista para el verano de 2015.

El delicado asunto lo abordó el investigador de la Universidade da Coruña Carlos Pais en el marco del seminario sobre las nuevas relaciones marítimas internacionales celebrado la pasada semana en A Coruña. Allí concluyó que los puertos gallegos necesitarán una intensa actividad comercial para captar nuevos tráficos, así como importantes inversiones, pero tierra adentro. “Cuando hablamos de que hay que reforzar la creación de empresas en el hinterland, tierra adentro, estamos abordando la necesidad de acometer la creación de áreas de actividad logística cerca del puerto para que puedan dar una salida comercial y productiva a las mercancías”, explica.

Sin ellas, los puertos gallegos, bien posicionados en el Atlántico, podrían quedarse fuera de los flujos económicos que generará la nueva vía interoceánica. Los expertos dan por seguro que el tráfico de contenedores será enorme y que el mapa de rutas marítimas se transformará. Es un problema complejo, pero puede explicarse.

Los grandes puertos se preparan

El movimiento ha comenzado. La perspectiva de que la nueva vía marítima propiciará un importante volumen de tráfico general y de contenedores por el Atlántico es una profecía autocumplida. Los grandes puertos del Caribe, como Kingston (Jamaica), Caucedo (Santo Domingo) o Freeport (Bahamas) han comenzado el último año a acometer importantes obras de automatización y ampliación de muelles con notorias inversiones. Este mismo fenómeno se produce también en la zona norte del continente, en Baltimore o New Jersey, y también en Liverpool y Cardiff, en Inglaterra. La deducción lógica es que se están preparando para un enorme volumen de tráfico con considerables inversiones en infraestructuras. Al mismo tiempo, facilitan que esto se produzca al aumentar su capacidad y operatividad.

¿Que sucederá? Casi todos coinciden en que las rutas marítimas se van a recomponer en torno a un servicio que da la vuelta al mundo (‘ecuatorial’) con paradas en el Caribe. Esa productiva parada, cuando menos para la economía de la zona donde se produzca, podría llegar también a algún puerto Atlántico que, en todo caso, siempre podrían tener un papel importante en líneas secundarias de abastecimiento. Es aquí donde se les plantea el reto a los puertos gallegos.

El factor tiempo

Si la economía continúa dando síntomas de recuperación, el tráfico entre la costa este de Estados Unidos o Brasil con Europa, especialmente Gran Bretaña, será enorme. Los puertos gallegos se sitúan en el arco atlántico por lo que tendrán que apostar por atraer mercancías (flujos económicos) hacia sus instalaciones.

Pero no es sencillo manejar los grandes tamaños. En la ruta estarán portacontenedores de 4.500 Teus a los que pueden aspirar los enclaves gallegos. Carlos Pais explica que hay un periodo de cinco años o menos para realizar las inversiones necesarias, teniendo en cuenta que las dinámicas económicas se configuran rápido y una vez establecidas, son difíciles de cambiar. Los puertos gallegos tendrán un tiempo limitado para atraer navieros y mercancías. Pero para aprovechar la oportunidad, necesitan estar preparados.

Doble tarea

Entre los factores clave está el desarrollo de áreas de actividad logística próximas al puerto. Esto implica disponer de empresas que ofrezcan una salida comercial y económica para las mercancías y su desplazamiento.

Por otro lado, es fundamental la actividad negociadora de las terminales para llegar a acuerdos con las compañías. Las grandes empresas establecerán su ruta regular y tanto administración como empresas pelearán por aprovecharse de su tráfico o de la actividad que generan a su alrededor antes de que se fugue a otras dársenas.

Carlos Pais pone el ejemplo de Ferrol, que ha alcanzado un acuerdo con un operador del puerto portugués de Leixoes para comenzar un tránsito de mercancía contenerizada que vincula al recinto ferrolano con una de las grandes dársenas de Europa y con las grandes líneas de tráfico.

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