Los hombres del presidente Botín

Entre los cargos de confianza del banquero abundaban los juristas

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El doble perfil de banquero y de bancario de Emilio Botín le permitió dirigir de forma muy personal el grupo bancario y en paralelo ser su primer accionista. Eso explica que su protagonismo haya sido tan importante durante todo su mandato, tanto que ha eclipsado las figuras de los grandes ejecutivos de los que se ha rodeado durante estos años. Entre ellos abundaron los expertos en derecho.

La fidelidad de sus directivos ha sido tradición en la casa. Sólo hubo un caso de “traición” que disparó todas las alarmas y rompió los esquemas de obediencia. Antonio Horta-Osorio, que había sido enviado a Londres para dirigir el aterrizaje del grupo en Reino Unido, abandonó la entidad para fichar por Lloys; y se llevó a cuatro de sus colaboradores más valiosos.

Excepción hecha de ese caso, nadie se va del Santander a no ser por motivos de fuerza mayor o hasta que le indiquen la salida.

Esta es la relación de los principales ejecutivos en los que más ampliamente se apoyó Botín durante sus casi 30 años de presidencia.

Alfredo Sáenz Abad. Ha sido el que ha tenido más peso en la dirección del grupo. Se incorporó al banco después de reflotar Banesto, primero por encargo del Banco de España y luego por el Santander, que ganó la subasta tras la expropiación. Procedía del Banco de Vizcaya.

Protagonizó junto a Botín la gran expansión interior con la digestión de la fusión con el BCH y también la exterior. Tuvo que abandonar su puesto de consejero delegado en el 2013 por una condena de inhabilitación que le perseguía desde sus años de Banesto.

Matías Rodríguez Inciarte. Tras pasar por la política –llegó a ser ministro de la Presidencia con Calvo-Sotelo–, se incorporó al consejo de administración del banco en 1988 y ha desempeñado numerosas responsabilidades ejecutivas. Siendo un hombre muy próximo a Botín –los impulsores de la fusión con el BCH lo utilizaron como enlace para llegar a su jefe- era uno de los candidatos a sustituir a Sáenz.

Javier Marín.
Es el máximo representante de la nueva hornada de directivos que el banco ha ido aupando en los últimos años. Tiene la misma edad que Ana Patricia Botín y ha pasado por casi toda la estructura del negocio bancario, empezando por la asesoría jurídica internacional y pasando por la banca privada. Finalmente fue el elegido para sustituir a Sáenz como número dos.

Rodrigo Echenique. Fue uno de los primeros directivos de alto nivel que incorporó Emilio Botín al banco tras asumir la presidencia. Fue consejero delegado de la entidad entre 1988 y 1994, y desde 1988 forma parte del consejo de administración. Su primer cargo fue la dirección de la asesoría jurídica del banco. Es un hombre muy próximo a la familia al que le corresponde ahora la tarea de “proteger” los primeros pasos de la nueva presidenta.

Juan Manuel Cendoya. Fue contratado directamente por Botín cuando era director del servicio jurídico de Bankinter, del que el banquero era vicepresidente, y contaba sólo 33 años. Al poco tiempo se convirtió en uno de sus hombres de confianza y uno de los personajes más influyentes del directorio. Tiene bajo su dirección general las relaciones institucionales, las relaciones con los medios y el patrocinio.

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