Los Albertos trazan el plan para bancarizar a media África

Los empresarios españoles y sus socios chavistas aseguran que tienen un plan de expansión para conquistar a la población sin servicios bancarios. Pero los primeros desertores del Banco de Dakar tienen otras sospechas sobre la verdadera finalidad de la entidad

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Alberto Cortina y sus socios venezolanos, un grupo de jóvenes empresarios con jugosos contratos con el régimen chavista, están pletóricos con su negocio conjunto: el Banco de Dakar, una iniciativa que ha nacido –según explican en sus círculos íntimos— para bancarizar a medio continente africano, en especial, a los países de la costa occidental.    

Han comenzado por Senegal, pero el propósito es expandirse por toda la región anglo-francófona, según explican fuentes de banco que unido el capital venezolano y al que se le han añadido grandes fortunas españolas como Blas Herrero y César Álvarez, hermano de Isidoro Álvarez, que capitaneó hasta su muerte los destinos de El Corte Inglés.  

«El banco ha comenzado a trabajar de forma extraordinaria. Va como un bólido», explican los socios del Banco de Senegal a los interesados en el proyecto. Tanto Los Albertos como los socios venezolanos dirigidos por Alejandro Betancourt, un joven que ganó casi todos los contratos para construir plantas eléctricas con el gobierno de Hugo Chávez, explican que su intención es hacer retail, es decir, llevar a las mayorías sociales del continente la banca minorista.  

Los Albertos y sus socios explican que el potencial de África es enorme y que Senegal fue el país elegido para comenzar con la expansión porque es la democracia más sólida de África y porque el sistema financiero está regulado por el Banco Central de Francia.  

Las primeras dimisiones  

Éste es, al menos en teoría, el plan de los Albertos con el Banco de Dakar, un proyecto ideado las tardes en las que los empresarios españoles y los jóvenes contratistas del chavismo cazaban ciervos y faisanes en la finca de El Alamín, en Toledo, que Gerardo Díaz Ferrán, ex presidente de la patronal, vendió al venezolano Betancourt.  

Pero, en la práctica, las intenciones de los dueños de la entidad es hacer operaciones más parecidas a un banco off-shore, según han explicado fuentes cercanas a la entidad con sede en Senegal.   La entidad nombró a su cúpula directiva en julio del año pasado. Pero la directora general, Anta Dioum, y el presidente de la Junta, Mamadou Seck, han dimitido.

Fuentes cercanas a los directivos bancarios senegaleses explican que Dioum rechazó continuar con el proyecto por la opacidad de los empresarios españoles, según ha explicado la prensa de Senegal. El nuevo banco pretende convertirse en una especie de gestor opaco de dinero procedente de España y Venezuela, pero con paradas en Suiza y Luxemburgo. 

Cambio de cúpula

Ahora, la entidad queda en manos de dos exdirectivos de Banco Santander: Vasco Duarte-Silva, el portugués que ocupó los cargos de Global Head of Corporate and Investment Bank y Global Head of Equities, y el propio Alfredo Sáenz, ex consejero delegado del banco de los Botín, que ha sido nombrado presidente de la nueva entidad.  

Cortina llegó a Senegal tocando la puerta de Aliou Sall, hermano del presidente. La prensa senegalesa insinuó que el hermano del presidente estaba metido en el negocio y hasta el propio director del banco, el portugués Vasco Duarte-Silva, se vio en la obligación de limpiar el nombre de la familia presidencial.  

«No es accionista ni tiene participación. Sólo que cuando llegamos a Senegal, contactamos con el asistente del señor Sall a través de un amigo en común para que nos abriera puertas».  

Y los Albertos y sus socios siguen encontrando gente que se las abra.

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