La Sareb mantiene la opacidad sobre lo que obtiene por sus operaciones

La presidenta, Belén Romana, tampoco explica cuánto cobran las cajas encargadas de vender los inmuebles cedidos

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La presencia de la presidenta de Sareb, Belén Romana, en Valencia el pasado jueves levantó una expectación inusitada. Se cumplía un año de la constitución del, según ella, “mal llamado banco malo», y los presentes en el Foro Económico, organizado por el diario Las Provincias y la consultora PwC, salieron algo defraudados, sobre todo los que confiaban en que Romana contara alguna novedad relevante.

Que Sareb cuenta ya con casi 200 empleados, que ha vendido entre marzo y noviembre cerca de 6.500 inmuebles (más de 1.000 en octubre), y que, de su gestión, ha obtenido más de 2.000 millones de euros brutos hasta noviembre, fueron los únicos datos novedosos ofrecidos.

Falta de transparencia 

Romana se congratulaba de haber evitado, de momento, que no se haya caído el “avión que tenemos que construir mientras volamos”, en referencia al compromiso contraído por España de desprenderse de los activos tóxicos lo más rápidamente posible dentro de ese plazo de 15 años otorgado, y de hacerlo de manera simultánea a la puesta en macha de la sociedad, sin demora alguna como había sucedido en otros países con instrumentos similares.

Alguno de los asistentes, al término de la conferencia, quiso saber algo más, como por ejemplo cuánto cobran las cajas encargadas de vender los inmuebles cedidos, y, claro, se quedó con las ganas. Y es que en Sareb, aunque su presidenta alardee de la política transparente de comunicación, la verdad es que es de todo menos eso.

Precios en bruto 

No existe la más mínima referencia pública de lo que, en realidad, se está obteniendo por las operaciones realizadas, porque todo lo que comunica Sareb es a precio bruto, nada en neto, especialmente en lo que a los paquetes de préstamos transferidos se refiere. Se facilita un valor nominal, el establecido cuando en su día se firmó el préstamo, que no tiene nada que ver con el precio pagado por Sareb –con un descuento aproximado del 55%– ni tampoco con el que ahora se ha vendido a los fondos.

Cojamos esos 2.000 millones de euros de capital generado. Evidentemente ese dineral no sale de la venta de los casi 6.500 inmuebles traspasados –en su mayoría viviendas con sus plazas de garaje y trasteros anejos, pero también locales comerciales e, incluso, algún que otro solar–. Ojalá, pensaría Romana. Si vendo cada piso por 300.000 euros liquido el tema antes de lo previsto. Pero no. Más de la mitad, algo más de 1.200 millones, procede de la venta de préstamos y los 800 millones a esos 6.500 inmuebles que, en este caso, si son en neto.

‘Números rojos’ 

A partir de ahí, el secreto mejor guardado está en saber a cuánto asciende realmente el neto contable total de toda esta gestión comercial –el de los inmuebles ya se sabe, pero no el de los préstamos– para conocer las pérdidas registradas por Sareb en su primer año de vida. Que las habrá. La propia Romana lo confirmaba.

O sea, que todo pasa por conocer el valor neto al que se han vendido los 1.200 millones nominales en préstamos. Será una cantidad de entre 700 y 800 millones de euros. Menos no puede ser porque se venderían por debajo del precio de traspaso, con pérdidas, y mucho más tampoco, porque no parece que los fondos oportunistas estén por la labor de pagar ni un euro de más.

La cartera Bull  

Además de la gestión de los canales minorista y mayorista, y de algunas ventas directas de activos singulares realizadas, resultará curioso comprobar, cuando lo hagan, si Sareb ha sido capaz de ingresar los 600 millones de euros anuales procedentes de la amortización de cuotas hipotecarias de los préstamos al corriente de pago, teniendo en cuenta cómo a lo largo de este año la morosidad del crédito promotor ha aumentado de manera exponencial.

Entre los ingresos supuestamente generados figuran los 100 millones de euros en los que se valoró la cartera Bull (939 pisos, 750 plazas y trasteros y un local comercial), que debía articularse a través del primer Fondo de Activos Bancarios (FAB), según el acuerdo alcanzado con HIG Capital. Cuatro meses después, del FAB sigue sin tenerse constancia alguna en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

15 millones al año sólo en gastos de personal

Y luego están los gastos, ineludibles por otra parte, de los que Sareb tampoco habla, pero que son muchos y muy cuantiosos.

Unos 15 millones anuales se destinan a gastos de personal. A estos se suman, aproximadamente, otros 25 millones por los contratos de gestión de activos a las cajas cedentes más las comisiones por ventas, las cuantiosas minutas pasadas por bufetes de abogados, consultoras, bancos de inversión y demás colaboradores contratados para cada una de las operaciones realizada.

Y, sobre todo, la amortización del primero de los vencimientos de esos 45.650 millones de deuda senior, de los que la mitad, según el plan de negocio, se debe amortizar entre 2013 y 2017. Si no la pueden pagar, no hay problema, pagará el Estado, su avalista.

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