La otra economía: A Coruña y Vigo lideran la industria creativa gallega

Las empresas ligadas a la producción cultural generan más de 700 millones de valor añadido al año, se concentran en los dos principales centros económicos de Galicia y sostienen más de 13.000 empleos

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La industria cultural y creativa gallega está muy desarrollada, pero, como en el resto de España, tiene una alta dependencia del sector público. Así comienza el análisis que la última edición del Informe Ardán, editado por el Consorcio Zona Franca de Vigo, que radiografía un sector disperso, activo, cada vez más ligado a las nuevas tecnologías, pero todavía carente de una estructura que facilite la generación de valor. Los empresarios del ramo son claros, no se trata de subvencionar sino de crear facilidades para el desarrollo de la cadena de valor de la industria cultural.

La empresa tipo en Galicia tiene unos ingresos de 278.000 euros, genera un valor añadido bruto de 102.000 euros con un empleo de algo más de 3 trabajadores, cuyo coste medio es de 24.959 euros. Las inversiones realizadas alcanzan los 285.000 euros y el patrimonio es de cerca de 87.000 euros. La rentabilidad es del 1,3% y el margen del 1,6%, según las estimaciones que realiza el estudio.

La industria cultural genera 13.700 empleos en Galicia. En la comparativa con España, solo supone el 2,8% del empleo cultural del Estado.

Los centros económicos como centros creativos

El estudio estima que el conjunto de la industria cultural genera una riqueza de 741,3 millones, crea 13.700 empleos y maneja activos valorados en más de 1.600 millones.

Las comarcas de A Coruña y Vigo concentran más de la mitad de la industria cultural gallega. En ambas existe la cadena completa, pero A Coruña está más especializada en la creación de ideas, por el diseño textil, mientras que Vigo está ligeramente más especializada en la transformación y difusión de ideas. El reparto por comarcas sería A Coruña (26%), Vigo (25%), Santiago (12%), Ourense (7%) y Lugo y Pontevedra (un 6% cada una).

Los eslabones de la cadena

Si se divide la cadena de valor en eslabones en el que el primero es la creación de ideas y el último la difusión y la distribución, se observan muchas menos empresas en el primer escalón y una mayor concentración en la producción, difusión y distribución. Existen diferencias destacadas en cada tramo.

La creación de ideas — donde se englobarían actividades de diseño, programación informática, creación artística o literaria, programación de radio o televisión… — tienen una menor rentabilidad, por un coste de personal más elevado y unos menores márgenes. Sin embargo, generan el 78% del valor añadido bruto. «Posiblemente las ayudas estatales se centran en este eslabón para mantenerlas vivas, puesto que no serían rentables en su conjunto por sí mismas», explica el informe.

La transformación, ligada a actividades de producción audiovisual o informática pero también actividades como la edición o impresión, son mucho más rentables, con ingresos un 34% superiores a la media del sector y mayores márgenes.

De un modo similar se comporta la distribución y la difusión. Los eslabones débiles serían, por tanto, la creación de ideas y la generación de valor de esas ideas, actividades como las artes escénicas o la gestión de salas. Estas últimas generan más empleo que la media, pero tienen una rentabilidad menor.

Nombres propios

El estudio recoge diez entrevistas con los responsables de diez proyectos culturales que han cuajado en Galicia. Estas empresas destacadas serían Festival Sin Sal, la agencia de publicidad Bap Conde, Festival de Cans, Edicións Xerais, la empresa de proyectos culturales Esmerarte, la editorial Kalandraka, O Marisquiño, Galaxia, Desoños y el festival de artes escénicas Alt.

En sus palabras hay varios puntos de encuentro. Primero, la consideración del sector como estratégico para Galicia de cara a construir una marca-país. Destaca el dato de que el turismo cultural es el que más crece en Galicia (23% anual) y el que más ingresos deja (842 euros/ persona).

Los empresarios piden «un plan estratégico que marque las líneas de acción y un plan director que defina estrategias a medio y largo plazo» y reclaman a las instituciones públicas que sean «más conscientes del factor de inversión que suponen las ayudas al sector».

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