La guía definitiva para ahorrar luz y calefacción en invierno

Sencillos trucos como subir las persianas o cerrar las habitaciones desocupadas que pueden ahorrarnos más de 1.000 euros

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El cambio de hora da el pistoletazo al período invernal y a la temible subida de la factura de la luz y el gas. Por ello el comparador de energía HelpMyCash ha recopilado algunos de los mejores trucos para evitar sustos a final de mes.

Luz y calor ¡gratis!

Es habitual que al pensar en invierno lo asociemos a oscuridad y frío. Cierto es que en esta época del año los días son más cortos y las temperaturas más bajas; sin embargo, nuestro país se caracteriza por tener sol en cualquier época del año. Por ello, no hay mejor truco para ahorrar en energía que aprovechar la luz solar.

Subir persianas y evitar dejar las cortinas corridas durante el día nos proporcionará luz natural y, además, caldeará nuestra vivienda sin gastar un euro. Sin embargo, cuando caiga la noche es preferible bajar las persianas y correr las cortinas, de modo que frene al frío del exterior.

¿Es tu casa tu aliada?

Aplicar trucos para ahorrar en luz y gas es sencillo; sin embargo, nuestra vivienda se puede convertir en nuestro peor enemigo. ¿Cómo? Una mala impermeabilización que haga traspasar el frío y la humedad puede hacer que nuestros esfuerzos no sirvan para nada.

Para que esto no suceda podemos solicitar un certificado energético con el que el técnico nos dará las claves para hacer nuestra casa más eficiente. Por ejemplo, entre los problemas más comunes están el sellado de las ventanas o las calderas. Como decíamos, aquí la inversión inicial es mayor, pero el ahorro puede llegar a ser de hasta 1.000 euros a lo largo de un año.

Calefacción, sí pero con sentido común

¿Abrigarse en casa o poner la calefacción? En más de una ocasión nos hemos podido topar con esta disyuntiva, sobre todo si la última factura energética ha sido muy elevada. En estas situaciones solo hay que aplicar el sentido común: ¿por qué pasar frío por ahorrarnos unos pocos euros de más?

Ahora bien, hay que ser sensatos con el uso que le damos a la calefacción. Así, por ejemplo, la idea es que el ambiente sea agradable en casa pero no que vayamos en tirantes en pleno mes de noviembre. Por ello, si no queremos pasar frío ni pagar una factura astronómica hay que seguir tres consejos básicos: (1) poner una temperatura estable de 21º; (2) cerrar las habitaciones que no utilicemos para evitar que el calor se distribuya por zonas que no usaremos (con el consecuente consumo añadido) y (3) cerrar la llave de paso de los radiadores de estas habitaciones deshabitadas.

Debemos tener en cuenta que cuanto mayor sea la vivienda, más energía necesitaremos para caldearla. Del mismo modo, cuánto más subamos la temperatura, más haremos trabajar la máquina, con lo que consumirá más. Esto en cifras significa que, por cada grado de más, nuestro consumo subirá un 7 % según datos de Danosa. En definitiva, utilizar el sentido común siempre nos ayudará a ahorrar.

Eso sí, sin una buena tarifa de luz y gas o teniendo una potencia eléctrica por encima de la necesaria, es muy difícil rebajar nuestras facturas. Por ello, no hay mejor primer paso que revisar si nuestro contrato es el mejor al que podemos acceder. Y es que, con la cantidad de compañías y tarifas que hay en el mercado, no debemos conformarnos con lo primero que nos ofrecen.

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