La fusión de Abanca y Etcheverría reduce al mínimo la participación de los preferentistas

Escotet saca adelante con amplia mayoría la integración, que recorta alrededor de un 2% el porcentaje de capital del nuevo banco controlado por los accionistas minoritarios

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Las juntas de accionistas de Abanca y Etcheverría dieron luz verde este lunes a la integración de las dos entidades, que tendrá como resultado el nacimiento del décimo mayor banco de España por volumen de activos, valorados en 54.000 millones. La nueva criatura se llama Abanca Grupo Banesco y nace respaldada por algo más del 90% de los accionistas, según informó la propia entidad. En el Palacio de Congresos y Exposiciones de A Coruña (Palexco) se encontraban también los preferentistas que se convirtieron a la fuerza en accionistas primero de Novagalicia y después de Abanca. Delegaron el voto en Adicae, que dijo “no” a todas las propuestas del orden del día.

Entre ellas estaba la ampliación de capital de 94,4 millones que sirvió de instrumento para ejecutar la fusión. Se trata de una operación relativamente pequeña respecto a los 2.453 millones de euros de capital social de la nueva entidad, pero implica una disolución en la parte accionarial controlada por los minoritarios. Están en ese grupo la aseguradora Caser, con un 2,75%; el fondo de inversión británico EC Nominees Limited, con un 2,28%; y los dueños de preferentes, que a cierre de 2013 acumulaban un paquete accionarial del 4,36%. Estas participaciones se redujeron en torno a un 2% en la ampliación de capital.

El fantasma de las preferentes

La junta de accionistas fue tan tranquila y tan tensa como Banesco preveía. Duró apenas una hora, sin discursos ni florituras. Se aprobaron todos los puntos del orden del día, incluido el nombramiento de José García Montalvo y José Ramón Rodríguez Zarza como consejeros, y solo hubo dos preguntas a un estrado dominado por Juan Carlos Escotet, Francisco Botas y Javier Etcheverría en su parte central.

En la intervención de Adicae, en representación de los preferentistas que delegaron su voto, se sacó a escena la tan recordada promesa del presidente de Banesco, que se propuso acabar con el problema de las preferentes en 90 días en diciembre de 2013, así como las cláusulas suelo de Banco Etcheverria que, a diferencia de las de Novagalicia que heredó Abanca, no han sido anuladas.

Como respuesta les dijeron que de incumplimientos nada. Para Abanca el drama de las preferentes está más que solucionado, al margen de los procesos judiciales que siguen su curso. El resto de ahorradores ha sido cumplidamente satisfecho. Por lo tanto, no habrá medida extraordinaria alguna en este sentido. Respecto a las cláusulas suelo de Banco Etcheverría tampoco habrá novedad, ya que, dice la entidad, las que siguen vigentes son legales.

Que fluya el crédito

La otra intervención, mucho más amable, versó sobre el lugar que ocupará el nuevo banco tras la sangría provocada por la reestructuración del sistema financiero español. A  la pregunta del accionista, Javier Etcheverría explicó lo sabido, que Abanca tiene voluntad de crecer y convertirse en el banco de referencia del noroeste peninsular. Banesco tiene como compromiso abrir el grifo del crédito y regar con fuerza a las pymes y al tejido empresarial gallego.

Para ello cuentan con una nueva entidad con sede en Betanzos, 2,5 millones de clientes y 709 oficinas.

Una protesta como recibimiento

Junta de accionistas cómoda para Escotet. El guión estaba fijado y se cumplió sin demasiados sobresaltos. La única sorpresa se produjo a la entrada, donde recibió a los accionistas una protesta de delegados de la CIG y trabajadores, alrededor de 50 en total. El sindicalista Clodomiro Montero (CIG) criticó que la entidad siga aplicando el ERE vigente, que fue impuesto por Bruselas, y que se niegue a explicar cuánto personal queda por salir.

“Una empresa con 440 millones de beneficio en seis meses, 600 millones de euros en ayudas públicas desde julio, no queremos que siga despidiendo. Aquel ERE fue en circunstancias económicas que hoy no existen y pensamos que lo aprovechan para realizar el proceso de reestructuración que implica la fusión. Es un auténtico fraude”, sentenció Montero.

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