La banca se resiste a reconocer que su ladrillo vale menos

El ajuste de precios inmobiliarios en nuestro país está siendo soportado en su mayoría por la vivienda de segunda mano

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En los últimos meses se hace patente un desajuste entre los precios de las viviendas de segunda mano que venden los particulares, y la obra nueva, en manos en su mayoría de entidades financieras. Los bancos y promotoras están aguantando con el agua al cuello los precios en niveles casi de burbuja mientras que los particulares sí aceptan rebajas sustanciales del precio total de sus inmuebles para así ser capaces de colocarlos en el mercado.

Esto se observa si se hecha un vistazo a los últimos datos de evolución de los precios de la vivienda hechos públicos por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Mientras que los precios de segunda mano ya han bajado un 24,5% de media, las viviendas en poder de la banca tan sólo se han abaratado un 7,1%.

¿Por qué este desajuste? Fuentes del mercado inmobiliario comentan a Economía Digital que «las entidades financieras prefieren dar muchas facilidades de pago, alargar los créditos y demás actuaciones, que bajar los precios reales por los que se adquieren los inmuebles».

Mercado intervenido

El experto inmobiliario Borja Mateo, autor de La verdad sobre el mercado inmobiliario español, asegura que «los bancos y cajas mantienen a los constructores y promotores con vida de forma artificial (no son solventes) con el fin de que las deudas sin pagar de los constructores no se conviertan en sus propios muertos».

Para este bilbaíno residente en Londres, en el mercado de vivienda hay realmente dos mercados: «el de primera vivienda está intervenido, ahí los precios bajan mas lentamente y los bancos dan creditos en condiciones de 1998-2006. Por otra parte está el mercado de segunda mano, que funciona de forma natural y en el que no hay credito ni lo habrá tras la introducción de las reformas de Basilea III».

Ayudas en forma de IVA

Esta actitud se ha visto premiada en los últimos meses por el propio Gobierno socialista, que decidió este verano rebajar el IVA que debe pagar el comprador de vivienda nueva desde un 8% hasta un 4%, un IVA superreducido que sólo pagan los productos de primera necesidad.

De esta manera echaba un capote a la banca tenedora de la gran parte del stock inmobiliario nacional –que se cifra en alrededor de 800.000 viviendas solamente de obra nueva– al permitirle que sus pisos bajen de precio sin necesidad de que ellos pierdan margen de beneficio. Una competencia un tanto desleal con los pisos de segunda mano, que no tienen IVA sino Impuesto de Tranmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados (ITP-AJD), un impuesto autonómico que no ha sido rebajado.

De estar realizando bancos, cajas y promotoras una rebaja de precios acorde con una situación de sobreoferta como la que tiene el mercado español, los precios de la vivienda en el país rondarían ya caídas en sus índices oficiales del 30%, una cifra acorde con el cálculo de organismos como el FMI, que en ocasiones han dicho que la vivienda en España está sobrevalorada en más de un 30%.

El problema de la vivienda queda así lejos de solucionarse y provoca la paradoja de que el país con mayor parque de viviendas vacías de toda la Unión Europea no permita a sus ciudadanos acceder a la misma. La eliminación de la Renta Básica de Emancipación que planea el futuro Gobierno popular se añade al resto de problemas del sector.

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