Kenia, a la cabeza en el uso del móvil aplicado a las finanzas

El país africano es un referente en los pagos a través de estos dispositivos gracias a M-Pesa, un sistema que ya utiliza más de la mitad de la población

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El aterrizaje de la tecnología móvil en el campo de las finanzas no está siendo fácil. En buena parte de los países ricos la implantación de métodos de pago y de gestión del dinero a través del teléfono es todavía, en términos relativos, muy pequeña. Pero hay un caso de éxito que desde hace años atrae las miradas del sector.

En Kenia, más de la mitad de la población adulta utiliza M-Pesa, un sistema que permite desde realizar transferencias a pagar facturas domésticas. Todo desde una terminal móvil. Aunque el servicio fue lanzado en 2007 con la idea de facilitar la extensión de microcréditos en las zonas más pobres del país, los usuarios enseguida empezaron a darle otros usos.

La pobre red de cajeros y las dificultades e inseguridad para trasladar efectivo por el territorio keniano hizo que los clientes de Safaricom –empresa responsable del servicio—comenzaran a utilizarlo para enviar dinero de un punto a otro del país.

Acceso a las finanzas

El funcionamiento de M-Pesa es muy sencillo. Un usuario registrado envía un mensaje SMS, que incluye un código de seguridad y la cantidad transferida, a otro cliente. Para recibir el dinero, esta persona lo único que tiene que hacer es acercarse hasta un puesto de la operadora, acreditar su identidad y facilitar el código a uno de los 40.000 agentes de Safaricom repartidos por todo Kenia.

Los efectos en el país africano han sido sorprendentes: si en 2010 apenas el 40% de la población adulta tenía acceso a algún tipo de servicio financiero formal, en 2014 esta cifra ya incluía a tres de cada cuatro kenianos, según los datos del Banco Mundial.

Además, lo que en un principio era una sencilla manera de enviar dinero a familiares lejanos ha evolucionado hacia una herramienta bancaria que facilita el pago de nóminas, la obtención de créditos o la gestión de cuentas de ahorro, entre otras utilidades. 

Expansión del modelo

¿Pero dónde reside el secreto de M-Pesa? Los expertos apuntan a un cúmulo de factores, pero muchos coinciden en la importancia que tuvo la creación en sus inicios de una base firme de clientes. El regulador bancario permitió entonces a Safaricom lanzar su sistema de un modo experimental. A partir de ahí, las necesidades de los potenciales usuarios perfilaron el tipo de servicio que la empresa acabaría ofreciendo.

La experiencia en Kenia llevó a esta compañía pública, pero de gestión privada (el grupo Vodafone controla una mayoría de las acciones de la firma), a expandirse primero a la vecina Tanzania y Afganistán. En 2013 llegó a la India, un enorme mercado potencial en el que, sin embargo, este sistema sólo cuenta por ahora con 370.000 usuarios activos.

En un viaje opuesto al que la mayoría de avances tecnológicos acostumbran a hacer, M-Pesa llegó a Europa el pasado año, concretamente a Rumanía. Está por ver cuál es el resultado de este experimento social en un país del hemisferio Norte y si es capaz de repetir el caso de éxito que hace ocho años revolucionó las finanzas en África Oriental.  

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