Hacia la Galicia de la «ciudad única»

Un estudio del Foro Económico emplaza al Eje Atlántico como generador de riqueza y polo de atracción de población para frenar el declive demográfico del rural

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Frente a la Galicia de dos velocidades, la clásica dialéctica entre el Eje Atlántico y el interior, un estudio presentado este jueves por el Foro Económico de Galicia realiza una propuesta de ordenación del territorio para contribuir a la generación de riqueza y paliar el declive demográfico en el que está sumida la comunidad. A juicio de los autores, ni el rural tiene futuro sin un cordón urbano que lo apoye, ni el envejecimiento poblacional se va a frenar sin el dinamismo económico del Eje Atlántico.

El informe Desafíos de una sociedad vieja y en declive: desequilibrios territoriales y prestación de servicios, firmado por los profesores Melchor Fernández y David Peón, combate algunas de las ideas instaladas en la concepción de la dinámica económica de Galicia para proponer un modelo de ordenación territorial que integre lo que llaman «ciudad única», el Eje Atlántico, con la Galicia central y la alta montaña.

Los matices de la crisis demográfica

Entre los matices que establecen los autores está una interpretación menos catastrofista de la crisis demográfica, que a su juicio existe y continuará durante los próximos lustros. Pero dicho así, con brocha gorda, es de escasa utilidad, pues el envejecimiento de la población está lleno de matices.

Por ejemplo, explican los autores, la despoblación en el interior se debe mayoritariamente al saldo vegetativo negativo por el «efecto arrastre» provocado por la intensa emigración de los años sesenta y setenta. «Sin este efecto, sería mucho más moderada», apunta el estudio, que detecta un peor balance, por ejemplo, en A Costa da Morte, algunas zonas de la comarca de Ferrolterra o en la alta montaña.

El motor económico

A este respecto, añaden que el principal reto para sostener los servicios públicos o las pensiones no es el envejecimiento de la población, «sino la falta de actividad económica», pues, al fin y al cabo, aumentar la esperanza de vida no significa otra cosa que tener que lidiar con «un éxito».

Otra idea a cuestionar es la de que el desarrollo del Eje Atlántico va de la mano con el abandono de la Galicia interior. En realidad, exponen los autores, esta concepción está provocada por el traslado de población desde el rural a los polos urbanos. Pero a su juicio, esta dinámica se acabó, pues el Eje Atlántico «ya no podrá seguir ganando población a costa de un interior con una edad media superior a los 50 años«. Sin embargo, sí que puede ser un polo de atracción de la emigración que necesita Galicia para hacer frente a la despoblación.

El Eje Atlántico

En la interpretación del informe, el Eje Atlántico debería ser la «ciudad única» que funcione como motor de desarrollo para el conjunto de la comunidad. Concentra dos millones de habitantes en un 25% del territorio, con 400 residentes por kilómetro cuadrado, frente a los menos de 50 por kilómetro cuadrado de los municipios de interior.

«Para ser competitivos, la ciudad gallega debe escapar de la visión de país periférico, operando en aquellos campos donde ocupa una posición de centralidad: la Eurorregión con el norte de Portugal como el polo demográfico y económico que conformamos; interconexión con la Europa Atlántica, en particular con aquellas que compartimos un mayor vínculo cultural; o apostar por sectores económicos donde nuestra ubicación geográfica alejada de los centros peninsular y continental no sea una desventaja, como la energía, nuevas tecnologías, telecomunicaciones, comercio de proximidad, recursos naturales o servicios sociales y asistencia a la tercera edad», relata el estudio.

La Galicia central

El Eje Atlántico es el motor, pero ¿qué sucede con el resto, las tres cuartas partes del territorio? El informe emplaza a la Galicia central como el sostén del equilibrio territorial. Para que ejerza este papel es necesario consolidar los denominados nodos, núcleos económicos y de población que puedan extender su radio de acción a núcleos vecinos.

Los autores ponen como ejemplo la estructura conformada por Ourense, tercera mayor ciudad de Galicia, y las localidades de O Carballiño, Allariz, Celanova y Ribadavia, todas entre 5.000 y 15.000 habitantes.

El objetivo es crear «una unidad de mercado y servicios» y la principal necesidad es, antes que las carreteras, «el empleo», asevera el informe. Cita algunas medidas a tener en cuenta, como el desarrollo de las capitales comarcales acompañadas de estrategias de mobilidad, «potenciar los incentivos económicos a la natalidad acotándolos a los municipios de la Galicia central y alta montaña, o vincular las ofertas de empleo público a la natalidad o el empadronamiento y matriculación de los hijos en esos Concellos».

La alta montaña

La tercera pata de esta estructura territorial sería la alta montaña, donde también se identifican nodos clave, como Viana do Bolo en el eje Verín-Valdeorras, o el eje Becerreá-Cervantes-Navia de Suarna, entre otros. Señala el estudio que pueden ser fuente de riqueza y «marca país» a partir del desarrollo del sector primario, los servicios y el cuidado del patrimonio natural.

«Lo relevante es entender que una sociedad próspera gestionará mejor y destinará más recursos a la conservación de su patrimonio. Por eso, la mejor política para la alta montaña es el crecimiento económico y poblacional de la ciudad única del Eje Atlántico y de la Galicia central», aseveran los autores. 

El trabajo completo es mucho más amplio y se puede consulta aquí 

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