Galicia pone en venta las joyas de su patrimonio inmobiliario

El pazo de Pousadouro de Redondela, la Torre da Fortaleza de Sarria o el pazo de Torres Cereixo de Vimianzo son algunos de los BIC gallegos que llegan al mercado con precios reducidos

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No todos son sombras en el mercado inmobiliario, castigado con dureza durante los años de la crisis. Las previsiones del sector gallego para este año apuntan a que continuará la caída. Estiman que la compraventa de vivienda se reducirá entre un 15% y un 18%, sumando así otro año en retroceso, después de que 2012 se cerrara con un 13,2% de descenso en las transacciones inmobiliarias, según los datos de la federación gallega, Fegein.

Pese a todo, hay nichos en el mercado inmobiliario que siguen manteniendo una fuerte demanda. Es el caso de los pazos y casas señoriales repartidos por la geografía gallega. Un ámbito más ligado al lujo o, cuando menos, a un cliente con alto poder adquisitivo y, por tanto, más ajeno a la alta tasa de paro y la falta de crédito que frena a la clase media y rebaja las cifras del sector.

Solo en la Inmobiliaria Aldeas Abandonadas, popular precisamente por comercializar pueblos deshabitados, hay cerca de 90 pazos y casas señoriales a la venta. Algunos de estos inmuebles son auténticas joyas del patrimonio gallego, como la Torre da Fortaleza de Sarria, el pazo de Torres Cereixo en Vimianzo o el Pazo de Pousadouro en Redondela, todos ellos catalogados como Bien de Interés Cultural (BIC).

A la mitad del precio

Estos inmuebles no solo están en el mercado, sino que se venden a un precio “relativamente barato”, explican en Aldeas Abandonadas. Un ejemplo es la Torre da Fortaleza de Sarria, cuyos orígenes se remontan al siglo XII, a las familias de Ruiz de Castro y Elvira Osorio, señores de Lemos y Sarria. Durante la revuelta Irmandiña el castillo que se levantaba en la zona más elevada de Sarria fue destruido, quedando en pie una de las cuatro torres.

El edificio es propiedad de la familia Batallón y un emblema del Camino de Santiago, ya que pegado a la muralla que protege el terreno discurre la ruta francesa. Se puso a la venta hace más de dos años por 1,1 millones de euros, pero ahora se puede adquirir por menos de la mitad: 450.000 euros.

También ha rebajado su precio el pazo de Trasariz, en Vimianzo, una superficie de 1.500 metros cuadrados levantada al pie del castillo por la familia Caamaño de Noia. Su precio comenzó en los 3,9 millones, pero ha caído hasta los 2,7.

El fundador de Vulcano en Vimianzo

Del mismo modo, está a la venta el Pazo do Pousadouro, en Redondela, otro BIC. Lo mandó construir en el siglo XVI Francisco Marco del Pont, hijo de una familia de empresarios catalanes que se instalaron en Vigo para prosperar en el negocio de la salazón de pescado. La historia no quedó allí. El inmueble pasó a la familia del abogado redondelano Fermín Alfaya y, finalmente, a Enrique Lorenzo Docampo, fundador de los astilleros Vulcano, al casarse con la nieta de Alfaya, María Feijoo Alfaya.

Es otro ejemplo, pero hay muchos. Se ha vendido ya el edificio del cantón de San Bieito en Santiago de Compostela, la casa en la que habitó el historiador Manuel Murguía; está en venta un pazo en Camariñas y otra casa señorial en el centro de Santiago… y así, hasta casi un centenar de edificios históricos.

¿Quién compra los pazos?

Estos inmuebles tienen un perfil de comprador. Generalmente se trata de un empresario con un alto poder adquisitivo. Entre ellos, muchos extranjeros, como suizos, noruegos e ingleses. Según informan en Aldeas Abandonadas, la demanda es elevada, pero también hay obstáculos.

Entre ellos, la dificultad para conseguir crédito a la hora de realizar un desembolso tan importante. Y, en segundo término, apuntan en la inmobiliaria, es un mercado extremadamente exigente. “Todos intentan comprar el edificio que se ajusta más a sus necesidades y, para ello, contemplan muchísimos parámetros. Aspectos como los accesos, la orientación de la fachada, si tiene finca y qué elementos hay en ella… muchísimos parámetros”, explican en Aldeas Abandonadas.

Patrimonio

La otra pregunta es si estas transacciones ayudan a la conservación del patrimonio en Galicia. En la asociación O sorriso de Daniel, creada en Santiago con el objetivo de promover el románico gallego, entienden que los cambios de propietario de estos edificios podrían favorecer su conservación, evitando el abandono. Aunque dependerá de cada comprador. En el caso de los BIC, la Xunta puede igualar la oferta de compra para quedarse con el edificio si entiende que existe un riesgo de deterioro.

En la asociación, sin embargo, piden desde hace tiempo un plan de conservación del patrimonio. “Si tenemos poco dinero para destinar a la conservación, es necesario una estrategia en las actuaciones que se lleven a cabo en los edificios”. Un programa que evite el abandono, el deterioro o, incluso, el derrumbamiento, como sucedió en el monasterio benedictino de San Salvador de Lourenzá (Lugo), un BIC que perdió parte de su techo el año pasado.

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