España ante su prueba de fuego: llega la inversión privada

El BCE ha logrado que la prima de riesgo sea muy baja para empujar la economía real en 2015

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Existe una gran contradicción. El descenso en la prima de riesgo, la diferencia entre el bono español a diez años y el bono alemán a diez años, se considera una noticia excelente. Y lo es.

El bono a diez años tiene en estos días finales de 2014 una rentabilidad del 1,67%, con la prima de riesgo situada en los 108,10 puntos. El bono alemán tiene una rentabilidad del 0,59%.

Pero eso implica que el dinero –la enorme liquidez que circula en los mercados, porque hay que recordar que la crisis económica no ha venido provocada por una guerra, y por tanto el dinero es abundante—se refugia en bonos soberanos de los estados, porque, tal vez, no halla ni otros productos ni otras inversiones más atractivas de la llamada economía real.

El agotamiento de la política monetaria

¿Qué está pasando? En realidad, la buena noticia para España, porque puede financiar en mejores condiciones su enorme deuda, que se acerca al 100% del PIB, es una mala noticia para el conjunto de la economía. Es Europa la que está atravesando una parálisis, y la política monetaria ofrece síntomas de agotamiento.

Quien lo ve con claridad es el ministro de Finanzas de Alemania, Wolfgang Schäuble, que recela de los nuevos estímulos que prepara el Banco Central Europeo (BCE) a través de compras de bonos. Son las reformas estructurales, a su juicio, las que ayudarán a recuperar el crecimiento económico.

«No se debería permitir dinero barato para mermar el entusiasmo por las reformas en algunos países, no hay alternativas para las reformas estructurales para que las cosas vuelvan a mejorar», aseguró este sábado en el diario Bild.

Los objetivos del BCE son los de Alemania, pero con otra fórmula

Pero, en realidad, el BCE, que dirige Mario Draghi, estaría buscando algo muy similar a lo que apunta Schäuble. Los expertos consultados consideran que los países europeos, y, en concreto España, se encuentran ante su verdadera prueba de fuego: la recuperación de la inversión, de las empresas, y de los particulares, para tirar del carro de la economía real.

Y, por tanto, dan la razón a Mariano Rajoy, cuando el presidente del Gobierno se muestra esperanzado en 2015.

El efecto «expulsión» para recuperar la inversión

Alejandro Varela, analista de Renta 4, lo ve con meridiana claridad. «El BCE ha empujado los tipos hacia abajo, lo que trata de conseguir es que se remunere muy poco con los bonos, con un descenso enorme en las primas de riesgo, para provocar el llamado efecto expulsión, para incentivar la inversión privada», señala.

Aquí surge un problema, que es específico de España, pero que también comparten otros países del entorno europeo, a diferencia de Estados Unidos. «Los mercados no están tan desarrollados como en Estados Unidos, y hay una excesiva bancarización», señala Varela.

¿Qué quiere decir? Que la inversión sigue demasiado pendiente de los créditos de las entidades financieras, y no de inversores particulares. «El efecto expulsión es más lento, pero se va a producir», añade.

Financiación de las empresas, con emisiones corporativas

El catedrático de Economía Financiera de la Universitat Pompeu Fabra, y consejero de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Oriol Amat, apunta en la misma dirección. «La liquidez que ha aportado el BCE es impresionante y ha posibilitado la recuperación de emisiones corporativas, mejorando la financiación de las empresas», apunta.

Amat señala que para España se abre una oportunidad importante, aunque se podría regresar, lamenta, a un modelo productivo similar al de la precrisis. «Se ha olvidado la inversión en I D I, que ha sido lo primero que se redujo, y eso fue un error», insiste.

Inversiones en Bolsa, o en empresas tecnológicas

Desde el punto de vista de un inversor particular, el año que está a punto de comenzar debe suponer una gran oportunidad. Lo sostiene David Cano, director general de Afi. «Creo que el BCE ha empujado poco a poco a que ahora el inversor decida si quiere realmente una mayor rentabilidad, si quiere asumir algo más de riesgo y lo deberá hacer, porque querrá mover algo su dinero», exclama Cano.

El abanico es grande, desde acciones de las empresas que cotizan en Bolsa, de Ferrovial a Telefónica o Repsol, al sector inmobiliario, que comienza a despertarse. O «activos tecnológicos», teniendo en cuenta lo que señalaba Varela sobre la necesidad de depender menor de las entidades financieras.

Lo que busca el BCE, aligerando a los propios países que necesitan ir pagando la enorme deuda pública, es que se recupere la economía real, que regrese la inversión. Y eso está a punto de ocurrir, según los expertos consultados.

Inversión sí, pero en detrimento del factor trabajo

También considera que se está produciendo un cambio el catedrático de Estructura Económica de la URLL, Santiago Niño Becerra. Asegura que tiene también un componente psicológico, de que «hay un cierto consenso de que estamos hartos de la crisis y de que esto se ha acabado y vamos hacia la recuperación».

Este economista, sin embargo, apunta que la mayor inversión podría ser contraproducente para el factor trabajo. Es decir, que se invertirá «para aumentar la productividad, y prescindir de factor trabajo, pero el problema seguirá siendo la deuda y el exceso de capacidad productiva».

Posibles eurobonos para liquidar los bancos inviables

Niño Becerra sostiene que 2015 sí puede ser un año importante, pero para delimitar más claramente los objetivos dentro de la zona euro. Y que las instituciones europeas «irán al grano», con la propuesta de los eurobonos, que podrían ser una realidad. Otra cosa será para qué se utilizarán: «Podría ser para financiar la liquidación de bancos inviables», asegura.

Pese a todo, llega un cambio. Lo ha provocado el propio BCE, que busca lo mismo que el guardián alemán: una recuperación sólida que venga de la iniciativa privada.

 

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