El Sabadell suspende en la gestión de sus expectativas

La entidad cae un 7,5% en bolsa a pesar de presentar unos buenos resultados. Los analistas esperaban más en sus últimas cuentas prebrexit

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A menudo las reacciones tienen que ver más con lo que se espera de algo que con la realidad. Y en bolsa, donde se libra el futuro del mundo económico pero donde las emociones tienen mucho peso, este fenómeno es muy habitual. Banc Sabadell ha sido víctima de ello, y de no saber gestionar las expectativas: ha presentado unos buenos resultados semestrales, pero los inversores lo han castigado.  

El banco catalán compró el año pasado el británico TSB. Esta operación, que ha dado una gran alegría a sus cuentas del primer semestre, lo condenó, en cambio, al batacazo bursátil tras la decisión de los británicos de abandonar la Unión Europea. Su exposición en el Reino Unido es alta, por lo que, tras el referéndum del 23 de junio, las acciones del Sabadell cayeron un 20% en dos días.  

Después de este hundimiento, las acciones de la entidad habían iniciado su recuperación y ya habían recorrido más de la mitad del camino cuando, este viernes, han vuelto casi a niveles de finales de junio. La acción del Sabadell ha cerrado con una caída del 7,5%, en los 1,19 euros, muy cerca de los 1,164 postbrexit. Y todo por unas expectativas demasiado elevadas.  

Los analistas esperaban más

Los resultados del Sabadell son sólidos. En el primer semestre ganó 425 millones de euros, el 20,7% más gracias a la integración de TSB. El margen de intereses subió casi un 50%, hasta los 1.942 millones, por encima incluso de la previsión de los analistas, mientras la morosidad cayó hasta el 6,83%, con una ratio de capital alto.  

Estas cifras no han sido suficientes para los mercados, que esperaban unos números mejores teniendo en cuenta la integración de TSB y que el impacto del brexit en las cuentas todavía no se deja ver. El banco que preside Josep Oliu había generado unas expectativas tan altas, que sus resultados se han quedado cortos.

Los analistas esperaban un beneficio de 485 millones. Según la entidad, lo que ha lastrado los resultados son las altas exigencias de solvencia y aspectos contables: en el primer semestre han restado de su beneficio 166,6 millones de impuestos, mientras en el mismo periodo de 2015 fueron solo 9,6 millones. Sin impuestos, el beneficio atribuido es de 594 millones, el 63,4% más.    

Quizá para no cometer el mismo error con los resultados anuales, y para controlar las expectativas, el banco ha rebajado ligeramente su estimación de cierre de año. Prevé seguir creciendo pero no llegar a los 800 millones de euros, según reconoció este viernes Jaume Guardiola, consejero delegado del Sabadell.      

El impacto del brexit    

En las expectativas para final de año no puede olvidarse el brexit. No se ha notado en los resultados del primer semestre, no dio tiempo, pero podrían empezar a restar en el segundo semestre, y eso es lo que están mirando los analistas.    

En este aspecto, el mensaje del banco intenta tranquilizar a los mercados: no habrá impacto del brexit o, si lo hay, será muy moderado. Esta ha sido la primera respuesta de Guardiola: «Nuestra operación en el Reino Unido va mas allá de la relación política con la UE. Estamos exactamente en la misma posición en la que estábamos antes del brexit». «No nos preocupa», porque el cambio «no será brusco», ha añadido.  

Repreguntado sobre el tema, ha terminado admitiendo que, por sus efectos en la economía británica, sí que tendrá un impacto indirecto. «Habrá menos crecimiento económico, con una previsión del 0% en 2017, y eso hará que el nuevo crédito baje algo. Y si sube el desempleo, la morosidad puede subir un poco», ha admitido. Pero las perspectivas son que «el impacto será muy moderado», ha insistido.
     
La acción, bajo mínimos      

Afecte más o menos a las cuentas, ya ha perjudicado notablemente al valor del banco en bolsa. Y solo le faltaba eso al Sabadell, que no ha terminado de superar la crisis. En el último año, las acciones del banco español han caído a casi la mitad.  

Esta evolución negativa ha provocado movimientos entre los accionistas. La entidad tiene un núcleo duro de inversores que permiten a Oliu mantener el control, pero la poca rentabilidad de la acción está socavando la mítica y clave fidelidad al presidente de alguno de ellos. El colombiano Jaime Gilinski se desprendió hace tres meses de un 2,5% y parece interesado en vender el 5% restante.  

Le salva, al banco, sus cifras globales, sus dividendos y que no ha dejado de crecer a pesar de la crisis. Al contrario, la ha aprovechado para comprar entidades como la CAM o el propio TSB.

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