El naval cierra otro año negro con la menor actividad del último lustro

El impacto de Pemex dispara la cartera de pedidos, que se duplica respecto a 2013, y se eleva hasta el 33% del total español

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El mejor futuro que parece alumbrar a los astilleros gallegos, no oculta los años de sequía que lo sumieron en la más profunda de las crisis. El balance de 2014 deja claro que el naval tocó fondo y que la llegada de Pemex, que los propios trabajadores de Navantia calificaron de insuficiente, es bastante para casi duplicar la cartera de pedidos con la que se cerró el año anterior. Esa es la mejor noticia, el incremento en la cartera. Pero la actividad naval del curso que quedó atrás estuvo por los suelos. De hecho, fue la menor de los últimos cinco años según los datos que registra el Ministerio de Industria. En 2010, el primer año que Industria ofrece cifras segmentadas por comunidades, la actividad de los astilleros gallegos triplicaba a la de 2014.

Están computadas tres puestas de quilla, de Freire, Navantia y Barreras; y una entrega de Metalships. La actividad ponderada ascendió a 26.488 CGT (Compensated Gross Tonnage), la mitad que el año anterior y tres veces menos que en 2010, cuando alcanzó los 83.614 CGT. Con estos datos, Galicia acaparó el 17% de la actividad naval en el Estado. Es un porcentaje pobre. En Asturias se trabajó el doble y en los astilleros vascos casi tres veces más. El año anterior, la comunidad gallega concentró el 31% de la actividad.

Las buenas noticias

El último año se firmaron seis nuevos contratos. Dos de Freire, uno para la Marina de Perú y otro para la armadora noruega Prestfjord Havfiske, para quien construirá un buque congelador. Otros dos hay que atribuirlos al aterrizaje de Pemex, con los dos buques para Navantia y Barreras. El total se completa con la base gallega del astillero asturiano Armón, con otros dos contratos. Los floteles de la petrolera mexicana son, con diferencia, los dos encargos más voluminosos y sirven para mejorar sustancialmente los datos respecto al año pasado.

Los pedidos en Galicia equivalen al 33% del total español, mientras hace un año equivalían al 19%. Los actuales equivalen a 96.405 CGT, mientras que en 2013 solo llegaban a 50.238.

Los brotes verdes

Más allá de estos datos, inflados por los floteles, la sensación en el sector es que los astilleros tieden de nuevo a la estabilidad. El año pasado se cerró con pocos contratos cerrados pero muchos proyectos y negociaciones en marcha. Este era el motivo del optimismo de los empresarios, que venían sufriendo durante años un desierto de pedidos y contactos.

No hace más de una semana, Pymar, la agrupación que aglutina a los pequeños y medianos astilleros privados más importantes de España, auguraba que «a medio plazo» las gradas recuperarían su actividad normal. Se justificaban en las gestiones y conversaciones en marcha y ponían como ejemplo el ferry para el Gobierno de Angola que se adjudicó el astillero vigués Cardama.

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