El Etcheverría pagó quince millones más por 66 oficinas de NCG que Apollo por las 80 sucursales de EVO

Los activos traspasados en ambas operaciones son similares, no así los clientes y trabajadores, muy superiores en el caso de la segunda marca vendida esta semana

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Algo no acaba de encajar en la venta de EVO, la marca comercial con la que NCG opera fuera de su territorio natural y que ha sido traspasada esta misma semana por 60 millones de euros al fondo norteamericano Apollo. Basta con repasar las cifras de la penúltima operación realizada por la entidad que preside José María Castellano y controla el FROB, la venta de 80 oficinas de NCG al Etcheverría, cerrada hace unos meses, para constatar sensibles diferencias.

De los números de ambas operaciones, divulgados por la propia entidad, se deduce que el Etcheverría pagó más por menos. Y todo, sobre el papel, y teniendo en cuenta los activos, oficinas, personal y clientes traspasados en ambas operaciones, que no el pasivo, que no ha trascendido. Y es que a Apollo le supuso un desembolso de 60 millones la operación para hacerse con las 80 sucursales de EVO, unos 590 empleados y 249.218 clientes. En cambio, el Etcheverría de los venezolanos de Banesco desembolsó a NCG un total de 75,4 millones para hacerse con 66 oficinas, 153 empleados y 87.000 clientes. En realidad, la disparidad todavía resulta más abultada al comprobar que de las 66 sucursales traspasadas por NCG al Etcheverría, solo 57 operan a tiempo completo. Las nueve restantes abren parcialmente.

Activos similares

Más allá de la arquitectura de ambas redes, que operan en ambos casos en el mercado nacional, pero con filosofías muy distintas, conviene analizar los datos del balance presentados para conocer realmente las dimensiones de cada una de las operaciones. En este caso, de los datos divulgados también se desprende que los activos de las redes de ambas transacciones son parejos. Las 66 oficinas de NCG que compró el Etcheverría presentan un activos (básicamente, créditos) de 881 millones de euros, mientras que las 80 oficinas de EVO adquiridas por Apollo cuentan con 702 millones de activos.

¿Cuál es, entonces, la diferencia?

De acuerdo con las fuentes financieras consultadas, una de las claves estaría en los márgenes de intermediación, que en el caso de EVO habrían sido sacrificados con el objetivo de captar más clientes y depósitos (pasivo), su principal eje de actuación, lo que implicaría pérdidas operativas para la marca comercial. De ahí, el precio más alto que pagó el Etcheverría por menos oficinas, en este caso de NCG.

Calidad de la red

Sin embargo, según las mismas fuentes, no sucede lo mismo con la calidad del balance de cada una de las redes, inclinándose en este caso la balanza hacia EVO, ya que es negocio nuevo, con una limitada inversión crediticia (unos 700 millones), y sin apenas exposición al ladrillo. Es decir, es negocio “limpio”, en el argot financiero.

De acuerdo con este análisis, en cambio, la red traspasada por NCG al Etcheverría sí tendría más lastre inmobiliario, sobre todo, además, por tratarse de oficinas de la antigua Caixa Galicia que operaban fuera de la geografía gallega, y formaron parte de su expansión. En concreto, esas sucursales están repartidas por Madrid, Asturias, León, Aragón y Canarias.

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