El comprador de EVO cambiará las condiciones laborales de los trabajadores

La CIG asegura que se negociará una rebaja salarial en los próximos días

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Pasaron apenas unas horas desde que Novagalicia Banco anunció la venta de su marca comercial, EVO Banco, al fondo estadounidense Apollo por 60 millones de euros y la tormenta de reacciones sigue sembrando de dudas el proceso de privatización de la marca comercial de NCG en España. La venta se cerró con el compromiso del fondo norteamericano de preservar el empleo, 590 trabajadores, y la red de 80 oficinas de la franquicia del banco gallego.

Los sindicatos, sin embargo, aclaran que Apollo exigirá “adaptaciones laborales” que se negociarán a partir de esta misma semana, aunque ello no implica una reducción de plantilla. Según la CIG, estas “adaptaciones” pasan por «negociar una rebaja salarial» para los trabajadores y, en general, un recorte en las condiciones laborales que asumirán los empleados para “poder seguir trabajando”.

El espejo de Banco Etcheverría

El representante de CC.OO. en NCG Banco Luis Mariño ha explicado que el inicio de las negociaciones, aunque de manera extraoficial, es inminente, puesto que el banco ha comunicado a las organizaciones sindicales que se ha llegado a un acuerdo «que requiere adaptaciones laborales». Mariño prevé que los sindicatos sean convocados esta misma semana a la primera de varias reuniones no oficiales en la fase previa a la apertura del periodo de consultas.

Al respecto, este portavoz sindical ha destacado que el acuerdo laboral alcanzado en el caso del Banco Etcheverría «marca un camino», ya que «no fue difícil» llegar a sellarlo. «Estamos cambiando empleo por adaptación de condiciones laborales. Es difícil siempre bajar un peldaño pero peor es caerse desde lo alto de la escalera», afirmó.

Disparidad de opiniones

Los sindicatos no se ponen de acuerdo a la hora de valorar la venta de EVO Banco. Para Mariño, es «positiva teniendo en cuenta que el proceso de reestructuración tenía una fecha de caducidad». «O estaba vendida a esa fecha –en 2014– o había que ir a su liquidación en seis meses», recuerda, ante lo que contrapone lo «positivo» de poder «continuar el proyecto en solitario, conservando empleo».

Mucho más crítico ha sido el responsable de CIG-Banca, Clodomiro Montero, que criticó la «tremenda factura» que «socialmente» supone esta operación, puesto que «se vende por 60 millones» una entidad en la que se inyectaron «ingentes recursos públicos» para sanear su balance. Montero admite que, «desde el punto de vista laboral, es preferible que la gente siga trabajando», pero argumenta que estos acuerdos «consiguen hacer bueno lo que en realidad es negativo». También muestra «preocupación» por el comprador de EVO Banco, Apollo, al que califica de un fondo «especulativo».

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