El capital riesgo, insatisfecho con la rentabilidad de España

El volumen de inversión y el número de operaciones disminuyen en el último año ante el miedo de los fondos a no cumplir con las expectativas marcadas

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¿Insatisfechos con España? Así se han mostrado los fondos de capital riesgo a lo largo del último año. En 2013 se han producido 462 operaciones con un volumen de inversión total de 1.700 millones de euros, según se desprende del último informe de la Asociación Española de Entidades de Capital Riesgo, Ascri. Estas cifras suponen caídas del 15% y el 30%, respectivamente, en comparación con el año anterior.

Y el principal problema reside en la escasa rentabilidad de las operaciones. La dinámica de las sociedades de capital riesgo es sencilla: aterrizan en una compañía para salir, pocos años después, con más dinero en el maletín. Si este mecanismo no funciona, salen huyendo.

Volver la vista atrás para ver cifras similares

Hay que retroceder la mirada varios varios años atrás para observar en el mercado español cifras similares. En 2009, uno de los peores años en la inversión del capital riesgo en España, los inversores se gastaron 1.669 millones, una cifra próxima a la anotada en 2013.

Pero, en cuanto a número de operaciones, hay que volver, un poco más, al pasado. En 2005, antes de que el país entrara en una profunda crisis económica y con el skyline de España inundado de grúas, se registraron 473 inversiones, apenas diez más que el ejercicio que acaba de culminar, pero que sobrepasaron los 4.000 millones de euros, una cifra que duplica la del último ejercicio.

Miedo a repetir fracasos anteriores

Ahora, la cuestión que hay que hacerse es: ¿por qué no invierten en España las sociedades de capital riesgo? “El mercado es muy débil todavía porque las perspectivas de crecimiento de las compañías españolas son pocas. Los fondos de capital riesgo tienen miedo a entrar porque cada vez cuesta más obtener la rentabilidad deseada, que se sitúa entre el 15 y el 20%”, subraya el profesor de Eada, Rafael Sambola.

Además, existen múltiples casos en los que la entrada en nuevas compañías ha supuesto, en lugar de un camino de rosas, un calvario, lo que frena futuras inversiones. “Casos como el de Panrico y la cadena de congelados La Sirena son ejemplos claros de que, una vez dentro de la empresa, no se han obtenido las rentabilidades esperadas”, señala Sambola.

En el primero de estos grupos de alimentación, el fondo de capital riesgo Apax se gastó 900 millones para controlar tres tercios de la compañía. “Hace años se compraban empresas por múltiplos muy elevados, pero después el mercado se estancó. Hay que estudiar muy bien el tipo de empresa en el que se entra”, añade.

Cambio de tendencia hacia sectores sobrecastigados

Por lo general, las sociedades que entran en el capital de las firmas españolas se interesan más por sectores como el tecnológico, el de las start-ups, así como el comercio, según apuntan varios expertos. Sin embargo, se ha observado en el último año otra tendencia distinta.

“Se ha producido un cambio de sesgo hacia el sector inmobiliario, que no suele ser el objetivo de los fondos de capital riesgo. Desde hace unos meses se han enfocado en este sector que ha tocado fondo y que ha sido castigado en exceso, pero que ofrece importantes descuentos de incluso el 70% que lo hacen atractivo”, matiza el analista de XTB, Miguel Antonio Marcos.

Asimismo, las prioridades de algunos inversores son, ahora, otras. Como consecuencia de operaciones anteriores, algunas sociedades de capital riesgo se encuentran en un proceso de reestructuración de deuda o están más centradas en desinvertir que en seguir gastando dinero. “Si entras en una compañía en un momento que el mercado cae, necesitas dedicar más tiempo del previsto para salir de nuevo. Aunque existen empresas en este momento muy interesantes, los objetivos a corto plazo son otros”, lamenta el director del Executive Master en Finanzas de Esade , Jordi Fabregat.

Pocas operaciones de gran envergadura

En el año que acaba de culminar, se han registrado solamente tres operaciones que superan los 100 millones de euros. La de mayor volumen fue la compra de la energética Befesa por parte de Triton Partners por un valor total de 1.075 millones de euros. Meses más tarde, el pasado septiembre, se producía otra adquisición. En este caso, Doughty Hanson se quedaba con el grupo Teknon para fusionarlo con Quirón. Pagaba por la clínica más de 230 millones de euros.

Y, entre los 100 y los 200 millones de euros, se ha cerrado durante 2013 otra operación en Dorna Sports –que gestiona el mundial de motociclismo– por parte de Bridgepoint, el fondo que se quedó con la compañía en 2006 tras pagar 500 millones de euros.

No obstante, más del 90% de las operaciones cerradas en el último año han sido inferiores a los cinco millones de euros y las beneficiarias han sido, en su gran mayoría, pymes españolas que han aprovechado el capital invertido para arrancar o expandirse. Así, los grandes negocios, con inyecciones de envergadura son agua pasada.

Mejores expectativas de cara a 2014

Aunque, los expertos auguran una mejoría de cara al año que comienza. “2014 se espera mejor con más entradas de capital en España. Hace un año no teníamos indicios de que la situación mejoraría, pero ahora así. Además, el dinero llama al dinero y ya hay grandes empresarios como Bill Gates que están apostando por el mercado español. Dejan de tener miedo en nuestro país y eso es positivo”, explica esperanzado Marcos.

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