El BCE ultima su «bazuca» para comprar deuda soberana

Mario Draghi valora tres opciones distintas para inyectar dinero y evitar que la zona euro entre en deflación

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La zona euro sigue atenazada. El descenso del petróleo podría ser un incentivo para las economías europeas, que, unido a una devaluación del euro, debería provocar un aumento significativo de la riqueza. Pero la demanda interna sigue estancada, y el incremento del PIB es todavía pequeño, un aumento que se ilustra en el caso de Francia, con una previsión de crecimiento del 0,7%.

Por ello, el peligro de la deflación es constante, agravado, precisamente, por el descenso del precio del petróleo. El Banco Central Europeo (BCE) lleva meses preparando medidas que tengan el poder suficiente para evitar esa situación, y una de ellas es la compra masiva de bonos soberanos de la zona euro, lo que se ha denominado como flexibilización cuantitativa.

Tres opciones, para dividir responsabilidades

¿Pero en qué piensa el presidente del BCE, Mario Draghi? El descenso en las primas de riesgo de las deudas de los países periféricos, como España, se explica en gran medida por las decisiones tomadas por los inversores que ya dan por descontado los planes del BCE. Pero esos planes deberán traducirse en medidas efectivas en los próximos meses, que buscan que la iniciativa privada tome el mando y las inversiones se concentren en la economía real.

El BCE valora inyectar dinero en el sistema financiero comprando directamente los bonos soberanos en una cantidad que sea proporcional a las tenencias de bonos de cada Estado en el BCE. Esa es una de las tres posibilidades que estudia el organismo, según el diario holandés Het Financieele Dadblad.

Otra de las ideas de Draghi es que el banco compre los bonos soberanos que tengan la calificación de Triple A, para que sus rendimientos bajen hasta el 0%, o, incluso, sean negativos. Con ello se pretende que los inversores compren deuda soberana y corporativa con mayor riesgo.

Y existe una tercera opción, aunque sería una variante de la primera, y es que sean los bancos centrales de cada país los que adquieran masivamente esos bonos. Con ello, el riesgo asumido se quedaría en el país que los compra.

Completar la unión monetaria

El BCE mantiene la incógnita, pero el economista jefe del BCE, Peter Praet, se refirió en términos similares a esas tres propuestas en una entrevista reciente.

El hecho es que Draghi quiere jugar todas las bazas que tenga a su alcance. En un artículo en Project Syndicate, el presidente del BCE rechazaba ese prejuicio según el cual la zona euro carece de unidad política. Es, precisamente, lo contrario, según Draghi. «La unión monetaria sólo es posible gracias al alto grado de integración ya alcanzado entre los países de la Unión Europea, y compartir una moneda única refuerza dicha integración», afirmaba.

Pero también admite Draghi que la integración «no está completa», y que, pese a reclamar reformas estructurales en cada país, se debería caminar hacia una mayor distribución del riesgo. «La distribución del riesgo es un factor esencial para impedir que las recesiones dejen cicatrices permanentes e incrementen la divergencia económica», constata, justo en el momento en el que se plantea si Grecia debería o no abandonar la zona euro.

Reclamar más riesgo privado

Para ello, Draghi insiste en la distribución del riesgo privado. «Un elemento clave de la solución es mejorar la distribución del riesgo privado incrementando la integración financiera. De hecho, cuanta menos distribución del riesgo público deseemos, más necesitamos la distribución del riesgo privado».

En las próximas semanas el BCE deberá concretar esa filosofía con ese bazuca de dinero, antes de la reunión del 22 de enero, que debería servir para mantener la política monetaria.

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