El arma letal de Portugal para competir con Galicia

El Código Fiscal do Investimento, revisado y mejorado, ofrece fuertes desgravaciones a las inversiones extranjeras de más de tres millones de euros

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¿Suelo accesible y asequible? ¿Mano de obra más baja? ¿Energía barata? No solamente en costes compite Portugal, la nueva amenaza para la deslocalización de empresas gallegas. La fiscalidad se ha convertido en el arma secreta del país vecino para atraer proyectos industriales. La recién revisado Código Fiscal do Investimento, mejorado tanto en lo que afecta a su reglamento como a los beneficios tributarios, es la principal herramienta que el Gobierno luso, desde Lisboa, pone al alcance de regiones y municipios para captar inversiones.

El Código Fiscal do Investimento, que es como una ley paraguas de aplicación en todo el país, establece que hasta el 31 de diciembre de 2020 pueden ser concedidos beneficios fiscales, en un régimen contractual con un período de vigencia de diez años, para aquellas inversiones cuyo montante sea igual o superior a tres millones de euros.   

Por sectores

El ámbito de aplicación, al menos en cuanto al destino de las inversiones, también está muy definido en la reglamentación del código. Industria extractiva y transformados, turismo, servicios informáticos y agricultura son algunas de las áreas prioritarias. También todas aquellas actividades de I+D con alta intensidad tecnológica, las tecnologías de la información y la producción audiovisual. Para cerrar el círculo, defensa, medio ambiente, energía y telecomunicaciones.

¿Y qué ofrece Portugal al inversor? Pues deducciones, y exenciones, en tributos como el Impuesto Municipal de Inmuebles, el de Transmisiones Patrimoniales, el de Suelo, el Impuesto sobre el Rendimiento de las Personas Colectivas, lo que se entiende en España por el Impuesto de Sociedades; el IRC, el conocido como IVA;  e incluso el Impuesto Único de Circulación. Toda una batería de rebajas.

Las desgravaciones

El Gobierno portugués aclara que algunas operaciones deben pasar por Consejo de Ministros, para proyectos considerados estratégicos. La reinversión de beneficios también tiene un singular tratamiento fiscal. En función de la inversión, se pueden establecer reducciones en determinadas figuras, e incluso su exención durante el período que dure la inversión. Es el caso del Impuesto sobre Bienes Inmuebles o el Impuesto del Suelo.

Las inversiones superiores a los cinco millones de euros también tiene otro tratamiento, todavía más ventajoso, según el código. En el caso del Impuesto de Sociedades, se establecen rebajas del 25% en algunos casos y de hasta un 50% en otros, en función de los importes a invertir. El nivel de renta, sobre la media comunitaria, de algunas de las regiones para las que se establecen los incentivos también emerge como una variable para el fomento de la inversión.

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