Castellano, el delantero centro que nunca remató

El presidente de NCG anuncia su marcha tras el fracaso de su apuesta por el fondo Guggenheim

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Cuando José María Castellano llegó a la presidencia de Novagalicia Banco, en agosto de 2011, había quien pensaba que lo hacía por ambición personal, después de la polémica salida de Inditex. Otros opinaban que la decisión estaba motivada por su compromiso con Galicia, teniendo en cuenta la situación agónica de la caja fusionada. Pero todos parecían coincidir en un mismo vector. La tarea que tenía por delante era demasiado compleja y las perspectivas de éxito no eran muchas. Así fue.

Dos años después, con Novagalicia adjudicada por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) al banco venezolano Banesco, el empresario anuncia que no formará parte del nuevo proyecto. Tampoco parece que se le esperase.

Una oferta en la segunda línea

Juan Carlos Escotet, presidente de Banesco, anunció este jueves, antes de haberse reunido con Castellano, que las cartas ya estaban marcadas. El nuevo presidente del banco que surgirá tras la fusión de Novagalicia y el Etcheverría (entidad de la que también posee la mayoría) será el histórico Javier Etcheverría. El consejero delegado, Francisco Botas, hombre que comparte pasado con el todavía presidente de NCG, en el imperio textil de Amancio Ortega.

A Castellano le tenía reservado un puesto de segunda línea. Le ofreció ser consejero. Una proposición que el banquero ha rechazado.

La mañana de este viernes, antes de reunirse con el propio Escotet, los sindicatos con presencia en NCG filtraban que el empresario abandonará la entidad cuando culmine el proceso de transición en marcha. “La reunión que tuvo con nosotros fue una despedida. Nos dijo que no va a seguir en ninguno de los puestos, que tiene edad para ir a casa y disfrutar”, explicó el representante de UGT, Ramón Del Pliego.

No apostó por Banesco

Castellano dejará Novagalicia sin haber conseguido la promesa que hizo al entrar en la entidad. Que NCG continuase caminando en solitario gracias a la aportación de inversores extranjeros. Desde que comenzó el proceso de subasta de la nacionalizada gallega, su apuesta había sido diáfana: el fondo americano Guggenheim. Lo reconoció en varias ocasiones, una de las últimas durante su comparecencia en el Parlamento en la comisión que analizaba la fusión de las antiguas cajas. El mismo escenario en el que reconoció que había invertido un millón de euros en el proyecto del banco gallego.

La dirección de Novagalicia sólo apostó por Banesco en el tiempo de descuento. Cuando las entidades interesadas ya habían presentado sus ofertas vinculantes al FROB. Sólo entonces, dos días antes de conocerse el desenlace de la subasta, las tornas cambiaron y se plegaron a la opción venezolana.

El apoyo frustrado de la emigración

La realidad es que Castellano se marcha sin haber podido cumplir su promesa. La inversión extranjera llegó a la entidad, sí, pero no la que él quería. Antes de conseguir el apoyo de Guggenheim, el que fue vicepresidente de Inditex buscó socios con los que reflotar Novagalicia por todos lados.

Tentó a las grandes fortunas de la emigración gallega en un tour por el exterior. El propio Núñez Feijóo intercedió por él en una visita a varios países de Latinoamérica en septiembre de 2011. NCG llegó a reunir a varios de estos millonarios en un encuentro en Vigo ese mismo año. Se habló, y mucho, de Olegario Vázquez Raña, ourensano de Avión y dueño de la cadena de hoteles Camino Real y del grupo hospitalario Los Ángeles.

Los 70 millones de los empresarios gallegos

Pero el dinero del otro lado del charco nunca llegó. No el que pretendía. Dentro de la comunidad sí que encontró ayuda. Grandes grupos empresariales como Hierros Añón, Gadisa, Coren, San José, Copasa, el Azkar de Fernández Somoza, Jealsa, Rodman, Egasa, Hijos de Rivera, o la Inveravante de Manuel Jove… Entre todos aportaron algo más de 70 millones. Se vendió como la primera fase del plan del banco para convertir los 2.682 millones de dinero público aportados entonces por el FROB en capital privado.

Pero, hace justo un año por estas fechas que el fondo bancario impulsó una operación acordeón, previa a la recapitalización del banco, con la que la inversión de los empresarios se esfumó. Ese episodio aún colea hoy en los tribunales. Varios de ellos, capitaneados por Añón, reclaman el dinero aportado.

Amancio Ortega: nada a su favor

Entre las grandes fortunas que decidieron entrar en Novagalicia en la etapa de Castellano hubo ausencias destacadas. Ni Amancio Ortega, ni la fallecida Rosalía Mera. Tampoco el sobrino político del fundador de Inditex, Juan Carlos Rodríguez Cebrián, ni su hermana, Josefa Ortega Gaona.

Cuentan los expertos en la figura del tercer hombre más rico del mundo, que cuando Castellano entró en Novagalicia, Ortega dijo que no haría “nada en su contra”, pero tampoco “nada a su favor”. La animadversión entre ambos las desencadenó la fallida compra de Unión Fenosa por parte de un consorcio de familias gallegas.

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