Caja Madrid y La Caixa, los otros grandes damnificados de la cuotas de la CAM

Cada caja tiene 1,09 millones de cuotas participativas. Pero la peor parte es para los clientes de la CAM, que cargaron con el peso de la salida a bolsa

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La primera aventura de una caja de ahorros en bolsa sólo ha durado tres años y se ha saldado con un rotundo fracaso. Las cuotas participativas empezaron a cotizar en julio de 2008 y dejaran de hacerlo en las próximas semanas cuando la CAM las amortice un 18,3% por debajo de los 5,84 euros a los que las colocó a su red de clientes particulares, empleados e inversores institucionales.

Entre estos últimos, nadie apoyó más la operación que los dos gigantes del sector de cajas, ahora reconvertidas en bancos. Caja Madrid –hoy integrado en Bankia- y La Caixa adquirieron cada una 1,09 millones de cuotas de la CAM por las que pagaron 6,4 millones de euros por cabeza. Es decir, que cada una de ellas compró el 2,196% de los 292 millones de euros emitidos por la caja, que acaba de ser intervenida.

Por lo tanto, son también los grandes damnificados en términos individuales de la dificilísima situación financiera del grupo levantino, que va a recibir del Estado 5.800 millones de euros para salir adelante y poder ser vendido a un competidor saneado y rentable.

A la vista de las circunstancias, Bankia y La Caixa tendrán que asumir una minusvalía conjunta de 2,5 millones de euros. Más dolorosas con toda seguridad son las pérdidas acumuladas por los cientos de clientes y empleados de la CAM que confiaron en la apuesta bursátil del grupo que hasta el viernes presidía Modesto Crespo y que son las mayores víctimas de esta operación.

Precio de amortización de 4,77 euros

Convencidos de comprar en las oficinas como acaba de ocurrir con las salidas a bolsa de Bankia y Cívica o como en la reciente colocación de convertibles de CaixaBank, estos inversores cargaron con el grueso de la operación de venta de la cuotas de la CAM. De los 50 millones de títulos lanzados por el grupo, casi 35 millones fueron suscritos por clientes y empleados, en un tramo minorista donde la demanda duplicó a la oferta.

Con un precio de amortización de 4,7714 euros, la pérdida total alcanza los 53 millones de euros, de lo que más de dos terceras partes corresponderían a la red y a empleados. Mucha menos exposición tenían los miembros del consejo de administración del grupo, que al cierre del año pasado apenas concentraban el 0,04% de las cuotas.

El resto fue para inversores cualificados, con Caja Madrid y La Caixa a la cabeza, que apoyaron una operación revolucionaria que servía para testar el mercado. Por primera vez una caja emitía cuotas participativas, similares a las acciones pero sin derechos políticos, y se abría una ventana de financiación para el sector en un momento en el que la crisis pegaba ya muy fuerte en la línea de flotación del sector.

Caída del 40%

Pero el pequeño tamaño de la operación y la consiguiente falta de liquidez del valor en bolsa dejaron lo que iba para hito en una mera anécdota… hasta que los graves problemas financieros de la CAM salieron a la luz. Este año el precio de las cuotas cae hasta un 40% y ha llegado incluso a perder en los peores momentos el nivel de los cuatro euros. Muchos inversores particulares han dejado el capital en estos últimos meses, de forma más intensa desde la salida de CAM del proyecto de integración de Banco Base.

Desde Bankia aseguran que han mantenido la participación intacta, como en el caso de La Caixa. Quien sí ha vendido es la otra gran caja levantina, Bancaja, el gran compañero de viaje de Caja Madrid en Bankia, que se ha desprendido de una participación que llegó a ser superior al 2%.

Ahora, toca esperar sin la esperanza de que la cotización de CAM suba por encima del precio de amortización, que debe ser aprobada por la Asamblea General de CAM que se celebrará el próximo 16 de septiembre, y por los organismos supervisores competentes. El plazo máximo previsto para la ejecución del acuerdo y, por tanto, para el pago a los cuotapartícipes del valor de amortización, es de dos meses contados a partir de la fecha de efectividad del acuerdo.

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