Caixa Rural Galega triplica su cúpula tras disparar beneficios

La entidad presidida por Manuel Varela eleva de 4 a 11 los miembros de su "personal clave de dirección" en un 2018 en el que casi duplica sus ganancias

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Caixa Rural Galega pulverizó todos sus registros en 2018. La entidad cerró el ejercicio con un beneficio récord de 5,39 millones de euros (frente a los 3,58 millones del año anterior) tras disparar sus ventas hasta los 15,69 millones de euros.

Este impulso en su cuenta de resultados hasta niveles nunca vistos tiene premio para la cúpula de Caixa Rural Galega. La entidad ha decidido ampliar de cuatro a once el número de miembros calificados como personal clave de dirección. A este escalafón solo pertencían hasta el año pasado el director general, el director de inversión crediticia, el director comercial y la directora económico-financiera. Sin embargo, la firma decidió elevar a esta categoría a los directores de otros siete áreas: Recursos Humanos, Organización y Seguridad, Sistemas, Auditoría Interna, Administración de Inversión Crediticia, Asesoría Jurídica y Gestión Global del Riesgo.

Los pagos se duplican

Caixa Rural Galega triplica el tamaño y, en consecuencia, también ha elevado los pagos dedicados a retribuir a su “personal clave de dirección”. La entidad presidida por Manuel Varela dedicó un total de 514.000 euros en pagar los salarios y las aportaciones a los planes de pensiones de estos once trabajadores. Es casi el doble que los 278.000 euros que dedicó a esta misma partida en el año 2017, en el que toda esta cantidad fue a parar a solo cuatro altos directivos.

La remuneración a los altos directivos de la empresa supera con creces a la de sus miembros del consejo de administración. Y es que Caixa Rural Galega dedicó un total de 93.000 euros a retribuir los 12 miembros de su consejo de administración por la asistencia a reuniones. Más de la mitad (49.000 euros) fueron a parar a su presidente, Manuel Varela, mientras que en el resto de miembros los pagos se movieron entre los 2.000 euros del profesor de la Universidade de Santiago de Compostela, Alberto Cepeda, y los 6.000 euros del vicepresidente, Venancio Manuel Rocha López.

Sin voz en el salvavidas del sector

Las cuentas del año 2018 son las primeras que Caixa Rural Galega publica desde que la entidad se integrase en un Sistema Institucional de Protección (SIP) junto a otras 28 entidades en lo que popularmente se conoce como fusión fría.

La firma gallega aportó 2,6 millones de euros a lo largo de 2017 al fondo de solidaridad de Grucajrural, como se conoce a esta agrupación de cajas rurales, que cuenta con un fondo de rescate para acudir al auxilio de cada una de las cajas rurales que la conforman en el caso de que arrastre dificultades financieras.

La nueva entidad recibió el visto bueno del Banco Central Europeo y la CNMV en la primavera del año pasado, pero en su cúpula hay ausencias significativas. Entre ellas, las de miembros de Caixa Rural Galega, que no logran hacerse con una de las nueve sillas de un consejo de administración que encabeza Ignacio Arrieta del Valle, su presidente, que llega procedente de Caja Navarra, la entidad que más fondos aporrtó a Grucajrural en el momento de su fundación: 32,4 millones de euros para este colchón anticrisis que han diseñado las cajas rurales.

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