Abanca heredó de las cajas inspecciones fiscales previas a la fusión y todavía en marcha

Hacienda investiga la tributación por el Impuesto de Sociedades de Caixa Galicia y Caixanova, que corresponden a ejercicios entre 2008 y 2010

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Los platos rotos de las cajas todavía resuenan en los pasillos de Rúa Nova, sede operativa de Abanca, la renacida Novagalicia Banco de la mano de Juan Carlos Escotet. Y es que la Agencia Tributaria mantiene abiertas inspecciones fiscales que datan de la etapa en que Caixa Galicia y Caixanova navegaban separadas, y que en algunos casos están relacionadas incluso con irregularidades en el pago de impuestos que se remontan a 2004. Todas ellas tienen un nexo, el pago del Impuesto de Sociedades.

Ladrillo, participaciones preferentes, inexplicables inversiones en bodegas y en Agrupaciones de Interés Económico para financiar el tax lease del sector naval que ahora hay que provisionar…. A todo este rosario de líos que gestiona Abanca desde la subasta de Novagalicia, firmada en diciembre de 2013, hay que sumar otro frente que hasta ahora ha pasado desapercibido: las inspecciones fiscales a las que fueron sometidas las cajas antes de su fusión y que todavía siguen abiertas.

La memoria de Abanca correspondiente a 2014 lo deja claro. Caixanova y Caixa Galicia, como grupos fiscales independientes, tienen todavía pendientes procesos de inspección fiscal que hunden sus raíces en la gestión de Julio Fernández Gayoso y José Luis Méndez, respectivamente.

A las dos cajas

Abanca mantiene abiertos a inspección, señala la memoria, «todos los ejercicios para los principales impuestos que le resultan aplicables desde su constitución». Por lo general, el común de bancos y empresas suele tener abiertos a inspección los cuatro ejercicios precedentes. Sin embargo, si se trata de Caixa Galicia y Caixanova la historia se complica y se extiende en el tiempo.

El grupo fiscal de Caixanova mantiene abiertos a inspección los ejercicios 2009 y 2010 para los principales impuestos, que se extienden al 2008 si se trata del Impuesto de Sociedades. Incluso en junio de 2009, explica la memoria de Abanca, Caixanova «recibió comunicación de inicio de actuaciones de comprobación e investigación relativas al Impuesto de Sociedades del ejercicio de 2004». El grupo fiscal de Caixa Galicia, por su parte, mantiene también abiertos a inspección los ejercicios 2009 y 2010, «así como el Impuesto de Sociedades del año 2008»; es decir, más allá de ese preceptivo límite ordinario de cuatro años.

Durante la fusión

Las entidades que dieron lugar a Novacaixagalicia (la fusión se anunció en mayo de 2010) recibieron actuaciones inspectoras, todavía abiertas, que se limitan en el tiempo también a los meses de la fusión: entre marzo de 2009 y noviembre de 2010. Sociedades, para los ejercicios comprendidos entre 2008 y 2010, también es objeto de las actuaciones inspectoras, declara Abanca.

Todo ello dio algún resultado, aunque el grueso de las inspecciones sigue abierto. En enero de 2010, meses antes de la fusión, Caixanova recibió una liquidación definitiva por uno de los impuestos, firmada en disconformidad, por importe de 846.000 euros. Esta liquidación fue objeto de reclamación ante el Tribunal Económico Administrativo Central tras hacer efectivo el pago del importe correspondiente.

Blindaje de Abanca

De hecho, el Tribunal Económico Administrativo suele ser el primer escalón antes de recurrir a la Audiencia Nacional este tipo de actas cuando se firman en disconformidad. Este recorrido legal otorga cierta tranquilidad a Abanca, ya que el pacto de compra en la subasta del FROB le permite que, en gran medida, esté blindada ante este tipo de reveses judiciales. Los quebrantos, con sentencia judicial firme, serán asumidos por el FROB, según el acuerdo firmado.

Los propios administradores de Abanca, en la memoria, señalan que «la deuda tributaria que, en su caso, pudiera derivarse (de los procesos inspectores) no tendría una incidencia significativa en estas cuentas» de 2014. A su vez, mantienen que los pasivos fiscales que se podrían derivar en un futuro de las actuaciones actualmente abiertas por los años sujetos a verificación «no son susceptibles de cuantificación objetiva».

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