Zeltia, Adolfo Domínguez y San José ya ven la luz al final del túnel

Todas han mejorado sus cuentas en 2014, aunque solo la farmacéutica logra beneficios

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La llegada de 2014 ha traído bajo el brazo una mejora en el balance de resultados de prácticamente todas las cotizadas gallegas. Solo Inditex ha bajado el ritmo, reduciendo sus beneficios un 7,3%, claro que el gigante fundado por Amancio Ortega viene de hacer una exhibición durante la crisis y en el primer trimestre de su ejercicio fiscal ya había ganado 406 millones, mientras otras empresas, como Adolfo Domínguez y San José, todavía luchan para salir de los números rojos.

Zeltia, a más

Entre las cotizadas gallegas, y dejando al margen Inditex, solo en Zeltia parecen haber llegado los brotes verdes para quedarse. Venía de un batacazo considerable en 2012, con un resultado de explotación negativo de 39,3 millones y anotándose pérdidas por valor de 45,8 millones. La evolución de su antitumoral Yondelis ha alumbrado el camino.

En el último ejercicio completo, la compañía presidida por José María Fernández de Sousa arregló los números hasta lograr un discreto beneficio de poco más de dos millones. Y la entrada en 2014 le sentó bien. En el primer semestre sus ganancias se elevaron un 16%, al lograr un beneficio neto atribuible de 16,7 millones, y la cifra de negocio creció otro 10%, hasta los 78,2 millones de euros. Casi la mitad de las ventas, 38 millones de euros, se debían a la comercialización de Yondelis.

Zeltia tiene un comportamiento singular debido a las particularidades de su sector. La morosidad de las Administraciones, las inversiones para el desarrollo de productos, una mala apuesta como la del medicamento contra el alzheimer que desarrollaba la clausurada Noscira o la evolución de las licencias de comercialización de los fármacos condicionan decididamente sus resultados. Sus beneficios, que hace un lustro alcanzaban los 9,9 millones, fueron mermando paulatinamente. La expansión de Yondelis y la mejora en el área de negocio de química de gran consumo parece que abren la puerta al crecimiento en el presente ejercicio.

¿Abandonará los números rojos?

La de Adolfo Domínguez es otra historia. La textil arrastró ejercicios en rojo hasta que en 2011 duplicó pérdidas, que ascendieron a 9 millones, y el modisto ourensano lanzó una reestructuración que pasaba, y así se está llevando a cabo, por cerrar tiendas en España y Portugal y medir con pies de plomo su expansión internacional para elegir bien los mercados. Los puntos de venta no estratégicos o no rentables se cerraban de un portazo y los recortes de plantilla fueron constantes año tras año.

En 2012 las pérdidas netas tocaron los 24,1 millones, pero al fin parece que la textil encara el final de su travesía por el desierto. Si a cierre de 2013 ya se habían reducido los números rojos a 10,3 millones, un 60% menos, en el primer trimestre de su último ejercicio fiscal ha logrado rebajar las pérdidas hasta los 644.000 euros, un 74,8% menos que en el mismo periodo del año anterior. Si consigue salir a flote saldrá muy fortalecido Estanislao Carpio, un ex de Camper que aterrizó en la firma ourensana para tomar las riendas de la dirección general cuando más arreciaba la tormenta.

San José, la duda

La peor situación es quizá la de San José. No tanto por su balance de resultados como por la abultada deuda que debe refinanciar con la banca y que ascendía a cierre del primer semestre a 1.631 millones. La radiografía de la constructora presidida por Jacinto Rey es clara, el negocio tradicional funciona gracias, entre otras cosas, a su estrategia de internacionalización. La rama inmobiliaria, sin embargo, solo causa disgustos a la compañía.

El resultado de explotación de esta división arrojó números negativos por valor de 9,5 millones hasta junio y arrastró al grupo hacia las pérdidas, que ascendieron a 34 millones. En todo caso, se trata de un 23,8% menos que en el mismo periodo del año anterior. La construcción, la internacionalización y la leve mejoría de su balance serán los principales argumentos de San José para cerrar el acuerdo con la banca, que está dispuesta a entrar en el capital de la empresa si no ve clara la reestructuración de la deuda. A cierre del primer semestre, la constructora tenía proyectos en cartera por valor de 2.995 millones.

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