Urgoiti: “El gobierno presiona para evitar la liquidación de Pescanova”

La banca aceptar apoyar el convenio de la multinacional, pero sin la presencia de Carceller

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El Gobierno presiona a la banca acreedora de Pescanova para que no deje caer a la compañía y se sume al convenio de acreedores. Así lo asegura, por lo menos, el actual presidente de la multinacional, Juan Manuel Urgoiti, en declaraciones a El Economista.

El ex banquero asegura que desde hace días se mantienen contactos permanentes con el Gobierno y que tanto el ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, como Álvaro Nadal, el jefe de la Oficina Económica del Presidente, se han movilizado para “evitar que se liquide el grupo”. Industria y Exteriores también estarían apoyando en los mercados internacionales para evitar la pérdida de negocios y derechos en caladeros de pesca.

Evitar la quiebra

Las declaraciones de Urgoiti se producen en una semana especialmente convulsa en la que se han sucedido las reuniones entre la banca y los propios administradores concursales para que las entidades asuman finalmente el convenio, aunque rebajando ostensiblemente el poder de Damm y Luxempart, los autores, por otro lado, de la única propuesta presentada ante el juez y que debe salir adelante antes del próximo día 29.

Fuentes financieras aseguran que la gran banca acreedora habría decidido finalmente aceptar esta posibilidad, que, supuestamente habría sido planteada por una serie de consejeros independientes de Pescanova (de los que no conoce la identidad) ante la imposibilidad de que Demetrio Carceller, el presidente de Damm, consiguiese los apoyos necesarios para reflotar la compañía.

¿Una opción que beneficia a todos?

No obstante, diversas fuentes apuntan a que esta maniobra, la de evitar la liquidación de Pescanova pero sin que Carceller se haga con el control de la compañía, beneficia a todas las partes implicadas en el proceso. La cervecera habría llegado a remitir una carta al consejo de administración que él mismo confeccionó el pasado septiembre, para indicarles que asumiría renunciar a participar en el convenio en caso de que fuera necesario.

La imagen de la liquidación de Pescanova parece no beneficiar a nadie. Ni la quiere el Gobierno, ni los bancos, ni Damm, que teme que la quiebra de la compañía se pudiese volver en su control y generar reclamaciones judiciales de los acreedores.

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