Universidades rendidas a las empresas, ¿la solución contra el paro juvenil?

La multinacional Hays reclama más implicación de las compañías en el sistema educativo superior

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La tasa de paro juvenil bajó al 52,4% en la última encuesta de población activa (EPA) publicada el pasado octubre. Una cifra desproporcionada pese a tratarse de la generación más que mejor preparada de España. Ahora, tener una carrera universitaria, máster e idiomas ya no es sinónimo de futuro prometedor. Pero, ¿por qué siguen sin encontrar su sitio en el mercado laboral? Según la multinacional británica Hays, la culpa recae en el papel de las universidades y las empresas, que no se han adaptado a las necesidades reales.

El ratio de educación ha mejorado, como reconoce, pero el desajuste entre empresas y universidades es obvio a ojos de la multinacional. Los jóvenes salen de las facultades sin apenas experiencia laboral. Justamente lo que exigen las compañías antes de contratar.

La universidad, trampolín empresarial

Para el director de Hays Cataluña, Aragón y Baleares, Óscar Cebollero, la solución pasa por incrementar la implicación y la relación entre ambas partes. “Un mayor contacto entre empresas y universidades es fundamental. Desde el primer momento”. Es decir, que la universidad haga de trampolín empresarial más allá de las prácticas que habitualmente se realizan el último curso. O dicho de otra forma, que el mercado rija el funcionamiento educativo.

“Todavía hay un gap entre lo que las empresas piden y lo que las universidades están formando”, sostiene Cebollero. Por eso defiende que las facultades se involucren más con las compañías para adelantar el contacto de los jóvenes con su futuro laboral.

Expectativas laborales

“Las universidades a veces venden en exceso las formaciones que ofrecen, dando a entender al estudiante que así va a encontrar un trabajo. Creo que la gestión de expectativas de los jóvenes por parte de los centros educativos todavía no se está haciendo de manera adecuada”, puntualiza.

Precisamente, una implicación de las empresas en la educación superior que ha sido criticada en las propias aulas. El plan Bolonia, que actualmente rige el sistema universitario, ha sido cuestionado por alumnos y profesores por la progresiva mercantilización de la educación superior.

Pero Cebollero insiste en que “los conocimientos deberían adaptarse cada vez más a la realidad de un mercado laboral cambiante”.

El bloqueo del Gobierno

Aunque, según el director regional de Hays no toda la culpa recae en el sistema educativo y en la implicación de las empresas por contratarlos. Hay un tercer actor que bloquea la entrada de los jóvenes en el mercado laboral: el Gobierno.

“Hay una parte piramidal que está desunida. El triángulo de Gobierno, universidades y empresas se ha roto y no se han adaptado a las necesidades del mercado laboral. Debería haber una mayor implicación del joven en la empresa y una mayor implicación del Gobierno en las empresas para que puedan contratar”, defiende Cebollero.

El directivo cree que el Ejecutivo central no está incentivando lo suficiente a las compañías para que apuesten por los jóvenes. “No hay un plan. Y el de los 100 euros de tarifa plana todavía es insuficiente”. Y sin plan, no hay salida.

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