Un nuevo medicamento: más de 1.000 millones de euros, siete millones de horas de trabajo y 12 años

El coste de los nuevos medicamentos se ha puesto en entredicho a raíz de la dosificación, no exenta de polémica, de los tratamientos para la hepatitis C. Pero, en realidad, ¿qué supone para una farmacéutica desarrollar y lanzar un nuevo fármaco? ¿son los precios tan desorbitados? ¿Puede España permitirse pagar 25.000 euros por tratamiento a cambio de evitar más víctimas? Ante todas estas dudas, la industria farmacéutica pone varias cifras sobre la mesa.

Según los últimos datos disponibles, la inversión media de todo el proceso de I D que supone lanzar un nuevo medicamento asciende a 1.172 millones de euros. Desde que existe la idea, se desarrolla y pasa por los diferentes procesos de investigación hasta que llega al mercado, la compañía debe desembolsar una importante cantidad de dinero. Es más, algunos estudios aseguran que el desarrollo de un fármaco requiere de siete millones de horas de trabajo y de entre 12 y 13 años.

«De todos los procesos de investigación, sólo el 1,1% termina convirtiéndose en un medicamento que llega al paciente. Según datos de 2011, de 3.200 moléculas en investigación sólo fueron autorizadas 35 nuevas medicinas», subraya Farmaindustria a Economía Digital.

Pocos casos superan en ingresos los gastos sufragados

El proceso de desarrollo de un medicamento es largo y costoso. Es más, sólo tres de cada diez fármacos comercializados generan ingresos que superan los costes de I D, según apuntan fuentes del sector. Además, destacan que la venta de patentes de medicamentos en diferentes fases de desarrollo es una práctica habitual de la industria.

Es lo que ocurrió con el medicamento Sovaldi, que los afectados por la hepatitis C piden a gritos. El científico egipcio Raymond Schinazi fundó Pharmasset, el laboratorio que desarrolló este prometedor fármaco con elevados niveles de eficacia. Fruto del éxito en los casos tratados, la compañía Gilead compraba la patente en 2011 por 11.000 millones de dólares, es decir, 9.500 millones de euros.

Después ha vendido el medicamento por todo el mundo, con precios más asequibles en aquellos países más pobres. Sin embargo, en España el tratamiento cuesta 25.000 euros. Esta cifra, no obstante, es inferior a los 41.000 euros que paga Francia, por ejemplo.

Una industria muy inquieta

Como consecuencia de las dificultades que se presentan ante el desarrollo de nuevos tratamientos, resultan cada vez más imprescindible optimizar el proceso de I D de un fármaco para que llegue al mercado y sea eficiente. La compra-venta de patentes, la adquisición de los laboratorios que las desarrollan y los acuerdos comerciales entre compañías son las formas más habituales de optimización.

Los escenarios pueden ser muy distintos. Existen aquellos laboratorios que desarrollan principios activos contra una enfermedad, pero que no cuentan con recursos suficientes para los ensayos clínicos. También los hay que no tienen una red comercial potente y que, por tanto, venden sus patentes a terceros. Y están los laboratorios que tienen capacidad suficiente para desarrollar por completo un medicamento pero no pueden operar a nivel mundial.

Estos diferentes casos, que se producen en la industria, son los que desencadenan los múltiples movimientos que se producen en el negocio. Los peces más grandes a veces se comen a los pequeños o puede que se alíen para ser más fuertes en un océano muy competitivo. Pero, sea como fuere, se han convertido en el día a día de esta gran industria.