Tractoradas a la vista: el pacto solo agrada a industria y distribución

El acuerdo impulsado por la ministra García Tejerina divide incluso a las cooperativas agrarias

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Las nobles escalinatas de la sede del Ministerio de Agricultura, en el madrileño Paseo de la Infanta Isabel, han sido el escenario de una peculiar foto de familia, la de los firmantes del acuerdo para impulsar la sostenibilidad del sector lácteo. Junto a la titular del ramo, Isabel García Tejerina, todo han sido trajes oscuros y corbatas. Toda una muestra de las presencias, y sobre todo ausencias, de un pacto que, a priori, era vital para el agro gallego.

Sin embargo, frente a las voces discordantes, representadas por COAG, en la que se integra el Sindicato Labrego Galego (SLG), y UPA, representada en Galicia por Unións Agrarias, próxima al PSdeG-PSOE, han sido las grandes de la distribución y las industrias lácteas las que no han tardado un minuto en celebrar el acuerdo suscrito. Y, entre tanta corbata, ¿dónde estaban los ganaderos o sus representantes? El acuerdo firmado, con sustanciales modificaciones sobre el borrador inicial, como adelantó Economía Digital, responde por sí solo a la cuestión.

Avisos de la distribución

Los aplausos de las patronales de la distribución incluso han llegado con advertencias. Las grandes superficies y cadenas de supermercados asumen el acuerdo para la estabilidad y sostenibilidad del sector lácteo bajo el «estricto cumplimiento» de la normativa de la competencia, respetando «en todo momento» la libertad de cada operador para definir sus propios modelos y estrategias comerciales. Todo un aviso.

Al anuncio de eventuales movilizaciones por parte de la Federación Rural Galega (Fruga), que se han unido a las advertencias de COAG y UPA, comienzan a trascender las primeras fisuras en el entorno cooperativo. La alegría mostrada tras la firma del acuerdo por el presidente de Cooperativas Agroalimentarias, Ángel Villafranca, contrasta con las dudas expresadas en las últimas horas por la Asociación Galega de Cooperativas Agrarias (AGACA), que ve un acuerdo que es «mejorable». «Aquí hay alguna industria que no está dispuesta a someterse ni a la disciplina de sus propias organizaciones y que va por libre, haciendo lo que le conviene», han advertido desde las cooperativas gallegas.

Otoño caliente

Un ejercicio coral de buenismo. Así se podría calificar el acuerdo alcanzado. El precio sostenible del litro de leche sigue siendo una incógnita a resolver, dentro de una ecuación, la de la cadena de valor, que seguirá sin regirse por pautas de obligado cumplimiento, como requerían los ganaderos. Ni siquiera hay referencia a los costes de producción. Otoño caliente se avecina en el sector.

García Tejerina, tras la firma del acuerdo, ha recurrido a una buena defensa para atacar a sus críticos. Respecto a estas solicitudes de los ganaderos, la titular de Agricultura ha explicado que «lo que no es legal no se puede hacer» y, por ello, ha afirmado que no se puede fijar ningún precio. «El precio sostenible está contemplado. Este acuerdo es tan ambicioso como el ordenamiento jurídico español nos ha dejado», ha dicho la ministra. «Las sanciones en este país solo se pueden hacer por norma, por ello no han podido ser contempladas. Lo importante es la presencia masiva de la distribución y de la industria donde los principales beneficiados son los ganaderos españoles», ha subrayado.

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